Cuerpo, recuerda no solamente cuánto fuiste amado,
no sólo los lechos en que te acostaste,
sino también aquellos deseos que por ti
brillaban en los ojos manifiestamente,
y temblaban en la voz –y algún
obstáculo casual los hizo vanos.
Ahora que todo ya está en el pasado,
casi parece como si a aquellos
deseos te hubieses entregado –cómo brillaban,
recuerda, en los ojos que te miraban;
cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo.
Versión de Miguel Castillo Didier**
Otra versión
(sin datos)
Recuerda, cuerpo
Recuerda, cuerpo, no sólo cuánto se te amó,
no solo los lechos donde estuviste echado,
más también aquellos deseos que, por ti,
en miradas brillaron claramente
y en la voz se estremecieron –y que un
obstáculo fortuito los frustró.
Ahora que todo se halla en el pasado,
parece casi que a los deseos
aquellos te hubieras entregado –cómo brillaban,
recuerda, en los ojos que te miraban;
cómo en la voz por ti se estremecían,
recuerda, cuerpo.
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