El cantar tiene sentido
(Popular venezolana)
El cantar tiene sentido,
entendimiento y razón.
El cantar tiene sentido,
oye, mi amor, entendimiento y razón.
La buena pronunciación,
el instrumento al oído.
La buena pronunciación,
oye, Julián, el instrumento al oído.
La noche me enamora más que el día
pero mi corazón nunca se sacia
de sentir el paso de la luna
que en el silencio de la sombra viaja.
Allá afuera viene un barco
y en él viene mi amor.
Sus ojos me están mirando
al pie del palo mayor.
Y esa corona que por la playa rueda
esa corona, ¿de quién será?
Esa corona, vida, será de algún marino
que hizo su tumba en el fondo del mar.
***
El gavilán
Versión de Ángel Custodio Loyola
Si el gavilán se comiera,
óyelo bien, como se come el ganao…
Si el gavilán se comiera,
óyelo bien, como se come el ganao,
ya yo me hubiera comido
el gavilán colorao.
Gavilán,
pío, pío,
gavilán,
tao, tao.
Ese gavilán, primito,
óyelo bien, pequeño y muy volador…
Ese gavilán, primito,
óyelo bien, pequeño y muy volador,
que se remonta en lo alto
para divisar el pichón.
Canoero del río Arauca,
del río Arauca, pásame pa’l otro lao…
Canoero ’el río Arauca,
del río Arauca, pásame pa’l otro lao,
que me viene persiguiendo
el gavilán colorao.
En las Barrancas de Apure,
óyelo bien, suspiraba un gavilán…
En las Barrancas de Apure,
óyelo bien, suspiraba un gavilán,
y en el suspiro decía:
«Muchachas de Camaguán».
***
La lavandera
(Popular venezolana)
Yo tengo mi lavandera,
mi lavandera del barrio mío,
la que lava la ropa
con agua ‘e río, con agua ‘e río.
Yo tengo mi lavandera,
mi lavandera del Orinoco,
me lava la ropa
con agua ‘e coco.
Yo tengo mi lavandera,
mi lavandera de la cañada,
la que deja la ropa
bien perfumada, bien perfumada.
Yo tengo mi lavandera,
mi lavandera de mi tesoro,
me lava la ropa
con agua de oro.
Ay, mi lavandera,
coge tu jabón
para que me laves
este pantalón.
Ay, mi lavandera,
lávame este flux,
pues ninguna lava como
como lo lavas tú.
***
El novio pollero
(Popular venezolana)
Yo tengo un novio pollero,
mamita, si usted lo viera,
que cuando va por la calle
pregona de esta manera:
”Van los pollitos, los pichoncitos,
el tararita y el tarará.”
¡Que si usted lo viera, mamá,
que si usted lo viera!
Para a descansar
mi negra,
para a descansar.
Mamita, mi carbonero,
no vino anoche y no vino ayer.
Y yo lo estuve esperando
desde las ocho hasta la diez.
Gallo fino y kirikirikiki,
mamaíta, mamaíta,
me pica la cucaracha,
dale leña con un palo,
dale tú, dale tú,
dale tú, que yo la mataré.
***
Mañana me voy
(Popular venezolana)
Mañana me voy, me voy,
pero no digo pa’ dónde,
porque hay mucha picardía
tú lo sabes, cómo no,
para engañar a los hombres.
Me gusta comer con hambre
y beber agua con sed,
hablar con él que me entienda
y pedirle a quien me dé.
De los pájaros del monte,
quisiera ser diostedé
echarle la cruz al agua,
para poderla beber.
***
La flor del cacao
(Popular venezolana)
Amor del alma, vengo a cantar este golpe,
amor del alma, que el amigo me mandó,
amor del alma, pa’ que mañana o pasa’o,
amor del alma, y haga lo mismo que yo.
Cuál es la flor de cacao,
cuál es flor del romero,
cuál es la mujer que pone
su amor en un parrandero.
Pero dale que dale,
su amor en un parrandero.
Amor del alma, de la quebrada es el agua,
amor del alma, de los páramos es el viento,
amor del alma, y de una mujer ingrata,
amor del alma, y un mal agradecimiento.
Amor del alma, mi mamá tiene la culpa,
amor del alma, de que yo sea parrandero,
amor del alma, si me ella lava los pies,
amor del alma, con aguardiente primero.
Amor del alma, yo no me caso con viuda,
amor del alma, y aunque se vista de se’a,
amor del alma, porque es mula que otro amansa
amor del alma, y alguna maña le que’a.
***
Allá viene un corazón
(Popular venezolana)
Yo no sé que tengo yo, corazón
que tengo el pecho maluco.
Ay, corazón, que tengo el pecho maluco,
allá viene un corazón,
corazón bello que tengo el pecho maluco,
allá viene un corazón.
Será porque me comí, corazón,
las alas de un pataruco.
A la una canta el guapo, corazón,
y a las dos canta el cobarde.
Y yo cantaré a las tres, corazón,
por haber llegado tarde.
A las orillas de un río, corazón,
y a la sombra de un laurel.
Me acordé de ti bien mío, corazón,
viendo las aguas correr.
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