Tomada de lavoz.com |
(Montevideo, Uruguay, 1932. Reside en Tacuarembó, Uruguay)
De música inaudible
La que toca, de espaldas
el rostro en el espejo
las manos invisibles.
Y todo el amplio cuarto, desde el mármol veteado
del piso, hasta las vigas
del techo alto, vibra.
Sobre inmenso mantel de azules-rojos
dibujos laberínticos
el sonido resbala.
Alrededor –afuera-lejos otro sonido alumbra
-agria luz destemplada-
Holanda del seiscientos.
Afuera sangra Europa, tiempo en sombra.
Aquí dentro
el color crea música
un orden, una trama clarísima.
El profesor escucha
sobre un bastón la mano izquierda
la otra mano en el clave.
La jarra es un acorde blanco.
***
SI P, ENTONCES Q
Red fortísima, de hilos de acero.
Afirmación y negación se enlazan
se siguen, se desprenden como gotas
de plomo derretido, que se sueltan
de las premisas, como de altos hornos.
Nadie corta estos hilos.
Nadie pellizca la piel de la lógica.
Los finísimos dedos arrojan
su red sobre las cosas.
Sin embargo
la red vuelve vacía.
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