(Berlín, Alemania, 1980)
Otra vez los días se van
haciendo más cortos
Así como el silencio, más largo, aunque no más bello.
Como si, poco a poco, algo se hubiera terminado.
Algo que no se le puede pedir al vecino.
Falta algo importante, y falta que uno se atreva a hacer ruido.
Incluso con otras palabras esto no sería una canción que
alguien cantara para ti y contra su propio silencio.
Qué se podría decir del polvo sobre los párpados
del despilfarro de la nada, de las costas de la luz
sobre los techos oscuros. Sentados debajo,
preguntamos a las tejas por sus junturas y las tormentas
y la quietud que viene después. Por lo que
está en el aire. Tenemos que aprender este asunto
de estar solos. Como se aprende del sol, o
la lluvia, cuando la luz se refracta en las gotas como
una esperanza, balas alas de los gallos de las veletas.
Versión: Mario Caimi
(Tomado de Opcit)
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