Cariño, no placer
Pablo Seguí
(Córdoba, Argentina, 1973)
ANÁLISIS
Cariño, no placer:
a eso nos entregamos.
Pero éramos de herirnos
de a ratos, por semanas.
Rutina en que la sombra
de un ideal lloró.
(Mujer de ojos inmensos,
que me supiste hundir.)
**
(S/t)
Piedras en el cerebro.
Ideas. Se combinan
en la neurosis como
engranajes pesados,
desajustados. (Miro
al techo. Impavidez
por lo que me rodea.)
El cerebro sancocha
lo pasado, no sabe
dejar ni digerir,
se perfecciona en culpa.
**
Tomados de su blog
crocantedeseco.blogspot.com
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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