domingo, 25 de septiembre de 2016

Anhelabas la noche. Ya desciende. Aquí está

Charles Baudelaire
(París, Francia, 1821-id., 1867)






Tres versiones de "Recogimiento"
I

Sé cuerdo, oh mi dolor, y tente más tranquilo.
Pedías el Ocaso; él desciende, aquí está.
Una atmósfera oscura envuelve la ciudad
llevando para unos paz y a otros inquietud,

Mientras de los mortales la multitud vil,
bajo el látigo del Placer, verdugo sin merced,
va a asir remordimientos en la fiesta servil,
mi Dolor, dame la mano, ven por aquí,

lejos de ellos. Ves plegarse Años muertos
en balcones del cielo, con caducos ropajes;
surgir, de aguas profundas, sonriente, el Arrepentimiento;

el moribundo Sol bajo un arco endormirse;
y, como un largo sudario arrastrado de Oriente,
aprehende, mi querido, aprehende la dulce Noche que anda.

Versión de Aldo Oliva.
*
II

Sé sabia, oh Pena mía, y quédate en la calma.
Reclamabas la Noche; ya desciende; hela aquí:
Una atmósfera oscura la ciudad va envolviendo,
A unos lleva la paz, a otros la inquietud.

Mientras que de mortales la turbamulta abyecta,
Del Placer bajo el látigo, ese verdugo cruento,
Remordimientos coge en la fiesta servil,
Pena mía, tu mano ponla en mí; ven aquí,

Lejos de ellos. Doblarse ve los Años difuntos,
En balcones del cielo, en ropas anticuadas;
Cómo desde las aguas surge un Dolor risueño;

Y el Sol va ya durmiéndose moribundo en un arco,
Y, cómo, cual mortaja que viene del Oriente,
Escucha, amada, escucha: la dulce Noche avanza.

Versión de Juan Carlos Sánchez Sottosanto.
Nota sobre la traducción: he traducido Douleur por Pena para mantener el femenino (dolor es de este género en francés).
*  
III

Cálmate, dolor mío, y tu angustia serena. 
Anhelabas la noche. Ya desciende. Aquí está. 
Una atmósfera oscura cubre a París. Traerá 
a unos cuantos la paz, a otros muchos la pena. 

Mientras la muchedumbre que se rinde al placer 
­Su verdugo inclemente­ por las calles anhela 
Cazar remordimientos bajo la fiesta en vela, 
Tú, dolor, ven a mí. Dame la mano al ver 

Que es posible escaparse de los ya muertos años 
Con sus antiguos trajes en el balcón celeste. 
Ya brotan, como salen del mar, los desengaños, 

Cuando el sol, bajo un arco, se muere en lontananza. 
Ahora, tal un sudario que desciende del este. 
Observa, mi dolor: la inmensa noche avanza. 

Versión de José Emilio Pacheco
**
Recueillement

Sois sage, ô ma Douleur, et tiens-toi plus tranquille.
Tu réclamais le Soir ; il descend ; le voici :
Une atmosphère obscure enveloppe la ville,
Aux uns portant la paix, aux autres le souci.

Pendant que des mortels la multitude vile, 
Sous le fouet du Plaisir, ce bourreau sans merci, 
Va cueillir des remords dans la fête servile, 
Ma Douleur, donne-moi la main ; viens par ici,

Loin d'eux. Vois se pencher les défuntes Années, 
Sur les balcons du ciel, en robes surannées ;
Surgir du fond des eaux le Regret souriant ;

Le Soleil moribond s'endormir sous une arche,
Et, comme un long linceul traînant à l'Orient,
Entends, ma chère, entends la douce Nuit qui marche.

De Las flores del mal, 1857.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char