Elvira Hernández
María Teresa Adriazola
(Lebu, Chile, 1951)
Un día como cualquier otro
I entra el sol tajante por la ventana y nos divide en luz y sombra
II sentado alguien espera micro como espera un nuevo gobierno
III hojas que caen planean como palomitas
IV aparecen murallas con cicatrices alfabéticas
–la letra con sangre queda–
V el aire está irrespirable
VI las vitrinas viven en la apoteosis de la luz
VII el que canta la Canción Nacional sin reírse gana
VIII universidad norteamericana se adjudica obra inédita de Vicuña Mackenna
IX el tiempo es trabajado por el cuarzo
X alguien nos da un cuarto de hora y lo perdemos –el chileno es así–
**
Día 28
todo permanece igual
es aterrador
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De El orden de los días (1991)
Imagen tomada del Diario El Mercurio, Chile, 2016
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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