martes, 22 de noviembre de 2016

Otredad no siempre es abandono

Eunice de Souza
(India, 1940)





© MADHU KAPPARATH FOR THE CARAVAN

Dulces dieciséis

Bueno, no se puede decir
que no lo intentaran.
Las madres nunca hablaron de la menstruación.
Una monja gritó: Ordinaria
no digas corpiño
di sujetador
Y le abrochó mangas de papel
a nuestros vestidos sin mangas.
El cura tronó:
Nunca salgan solas con un hombre
Solas nunca
y aunque estén comprometidas
besos sin ninguna pasión solamente.

A los dieciséis años, Phoebe me preguntó:
no te puede pasar cuando estás en un baile,
quiero decir, sabes
que te dé un embarazo, mientras
estás bailando?
Yo, con dieciséis, le aseguré que sí,
que podía pasarle.
**
Consejo para mujeres 

Tené gatos 
si querés aprender a pilotear 
la otredad de los amantes. 
Otredad no siempre es abandono – 
Los gatos vuelven a sus piedritas 
cuando lo necesitan. 
No putean por la ventana 
a sus enemigos. 
Esa mirada de sorpresa perpetua 
en esos enormes ojos verdes 
te enseñarán 
a morir sola.

Traducción de Aníbal Cristobo

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char