(Buenos Aires, Argentina, 1927-1983)
TU VIDA
Tu vida va,
sucede.
De pronto te despiertas
en el medio de un rayo.
Después vienen pequeños
fiscales a pedir
tu cabeza.
Y te confunden: la justicia
no era esta maldición
sino tu más íntimo y alto
sobreentendido.
sucede.
De pronto te despiertas
en el medio de un rayo.
Después vienen pequeños
fiscales a pedir
tu cabeza.
Y te confunden: la justicia
no era esta maldición
sino tu más íntimo y alto
sobreentendido.
Tu vida va,
sucede,
atraviesa lugares muy extraños,
graves dificultades, explosiones,
pero se las arregla
para seguir un poco más.
sucede,
atraviesa lugares muy extraños,
graves dificultades, explosiones,
pero se las arregla
para seguir un poco más.
Grandes planicies numeradas
te desconciertan: era sed
aquello que sentías y agua pura
la que te abrió sus brazos,
la que vino a tu sed.
te desconciertan: era sed
aquello que sentías y agua pura
la que te abrió sus brazos,
la que vino a tu sed.
Tu vida va,
sucede
así, sin avisar, entre contratos
y explicaciones y sobreseimientos,
se va,
no queda casi nada,
ni medallas ni títulos
ni condecoraciones,
ninguna prueba que agregar
a la rama que ardió,
ninguna letra que cambiar
a la palabra que te hundió,
ningún antecedente
para saltar el muro
por un sitio mejor
que otro.
sucede
así, sin avisar, entre contratos
y explicaciones y sobreseimientos,
se va,
no queda casi nada,
ni medallas ni títulos
ni condecoraciones,
ninguna prueba que agregar
a la rama que ardió,
ninguna letra que cambiar
a la palabra que te hundió,
ningún antecedente
para saltar el muro
por un sitio mejor
que otro.
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De “Antología”, Monte Ávila Editores, Caracas, 1978.
Cortesía de Jonio González
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