Georges Schehadé
(Alejandría, Egipto, 1905-París, Francia, 1989)
Como el ave que vuela en la iglesia de mármol
Debido a tu memoria te llamaron Muerte
Te he dicho de no dar pena alguna a las hojas.
**
Yo te llamo María
Un casto cuerpo a cuerpo con tus alas
Eres bella como las cosas que he visto
En el comienzo no estaba tu Hijo en el paisaje
Ni tu pie de plata en el tálamo
Yo te envidio María
El cielo te cubre de pena
Los cuervos tocaron tus ojos azules
Tú me inquietas tú me inquietas muchacha
El follaje está loco por ti.
**
En una montaña
Donde los rebaños hablan con el frío
Como Dios lo hizo
Donde el sol está en su origen
Hay graneros colmados de dulzura
Para el hombre que anda en paz
Yo sueño con ese país donde la angustia
Es un poco de aire
Donde los sueños caen en los pozos
Yo sueño y estoy aquí
Junto a un muro de violetas y esta muchacha
Cuya rodilla separada es una pena infinita.
Los poemas, traducción y selección de Rodolfo Alonso Zacatecas: Taberna Libraria Editores, 2011.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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