(EE.UU., 1935)
¿Eh, tienes tiempo
de detenerte
sólo por un instante
en tu ocupado
y muy importante día
por los jilgueros
que se han reunido
en un campo de cardos
para una guerra musical,
a ver quién puede cantar
la nota más aguda
o la más grave,
o la más jubilosa,
o la más tierna?
Sus fuertes, romos picos
se beben el aire
mientras luchan
melodiosamente
no por tu bien
ni por el mío
ni por ganar
sino por puro placer y gratitud:
créenos, dicen,
es cosa seria
simplemente estar vivo
esta mañana fresca
en el mundo roto.
Te ruego
no pasar de largo
sin hacer una pausa
para asistir a este
bastante ridículo espectáculo.
Podría significar algo.
Podría significarlo todo.
Podría ser lo que Rilke quiso decir, cuando escribió:
Debes cambiar tu vida.
Traducción de Geraldina Mendez
**
Invitation
Oh do you have time
to linger
for just a little while
out of your busy
and very important day
for the goldfinches
that have gathered
in a field of thistles
for a musical battle,
to see who can sing
the highest note,
or the lowest,
or the most expressive of mirth,
or the most tender?
Their strong, blunt beaks
drink the air
as they strive
melodiously
not for your sake
and not for mine
and not for the sake of winning
but for sheer delight and gratitude –
believe us, they say,
it is a serious thing
just to be alive
on this fresh morning
in the broken world.
I beg of you,
do not walk by
without pausing
to attend to this
rather ridiculous performance.
It could mean something.
It could mean everything.
It could be what Rilke meant, when he wrote:
You must change your life.
Mary Oliver, “Invitation,” A Thousand Mornings (New York: Penguin Books, 2013).
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