jueves, 21 de junio de 2018

Los vicios las virtudes tan imperfectos

Paul Éluard
(Francia, 1895-1952)


Hasta perderse de vista

Todos los árboles todas sus ramas todas sus hojas
La yerba en la base los peñascos y las casas en masa
A lo lejos el mar que baña tus ojos
Estas imágenes de un día tras otro
Los vicios las virtudes tan imperfectos
La transparencia de los transeúntes en las calles del azar
Y las transeúntes exhaladas por tus buscas obstinadas
Tus ideas fijas de corazón de plomo los labios vírgenes
Los vicios las virtudes tan imperfectos
La semejanza de las miradas de permiso con los ojos que tú conquistas
La confusión de los cuerpos de los hastíos de los ardores
La imitación de las palabras de las actitudes de las ideas
Los vicios las virtudes tan imperfectos
El amor es el hombre inconcluso.
*
Tous les arbres toutes leurs branches toutes leurs feuilles
L'herbe à la base les rochers et les maisons en masse
Au loin la mer que ton oeil baigne
Ces images d'un jour après l'autre
Les vices les vertus tellement imparfaits
La transparence des passants dans les rues de hasard
Et des passants exhalées par tes recherches obstinées
Tes idées fixes au coeur de plomb aux lèvres vierges
Les vices les vertus tellement imparfaits
La ressemblance des regards de permission avec les yeux que tu conquis
L'imitation des mots des attitudes des idées
Les vices les vertus tellement imparfaits
L'amour c'est l'homme inachevé.

Versión sin datos
**
Nuestra vida

No iremos hasta el fin de a uno sino de a dos
Sabiéndonos de a dos ya nos sabremos todos
Nos amaremos todos y nuestros niños
Se reirán de la triste leyenda
Donde lloraba un solitario.

Versión de César Fernández Moreno

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char