miércoles, 11 de julio de 2018

La vida, las migas de la vida

DENISE LEVERTOV
(Reino Unido, 1923-EE. UU., 1997) 

PACIENCIA

Qué paciencia tiene un paisaje, como un caballo viejo
con la cabeza gacha en su campo.
....................................................Días grises,
el aire y la llovizna se mezclan, se vuelven uno, planeando
hasta que al final, lánguidamente, la lluvia se suelta
de ese abrazo, y acepta caer. Qué paciencia la de una colina,
un llano, una franja de monte quietos, y la caída lenta
de la lluvia gris..¿Es fe ciega? ¿Es nada más
una forma de descanso profundo? ¿Es sólo
resignación la del caballo, o acaso tiene
algún conocimiento envidiable, un prado oculto
distinto de ese campo encharcado,
y del cual la paciencia es la llave? ¿ Será que
en su interior ya está en ese tibio refugio?
***
LA VIGILIA

Cuando los ratones se despiertan
y salen a hacer su trabajo de buscar
la vida, las migas de la vida,
yo me siento en silencio en el cuarto de atrás
intentando calmar mi mente de su parloteo,
rumores y sucesos, y encontrar
vida, migas de vida, para nutrirla
hasta que, replegado en la quietud,
desde el santuario del desorden
el dios animal habla Ay,
pobres ratones— No dejé
nada para ellos, ni pan,
ni grasa, ni un plato sin lavar.
Vayan por las paredes a otras cocinas;
acá hagamos silencio.
Voy a sentarme en vela
a esperar al Gato
que con lengua humana
profiere oráculos inhumanos
o con sus garras, abre delicadamente
las cajas chinas, cada una de las cuales
contiene el Mundo y su sombra.

(Denise Levertov: This Great Unknowing: Last Poems, New Directions Publishing Corporation, 2000.)
 Versiones en castellano de Sandra Toro

No hay comentarios:

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char