
Unos pocos poemas de LEOPOLDO "TEUCO" CASTILLA
(Salta, Argentina, 1947)
OCTAVO DIA
I
No hay espacio.
Sólo un acto neutro que de sí mismo se alimenta
(lo visible son las cicatrices
de esa autofagia)
intentamos representar el todo
para ser finitos
reducimos el mundo al tamaño del ojo
incluimos el ojo
en la dimensión del mundo
pero traspasamos y somos traspasados
lo que se va ya está reunido
decimos espacio
para pensarnos parte.
II
No verás nunca lo que no coincida con tu imagen
(la lucidez sólo es reflejo).
Extraño la suposición de existir
no la conciencia,
existimos siempre sin saberlo: yo mismo
ahora
pero en la vida
produje una incisión al universo
un gesto de libertad.
UN CABALLO
No hay una fuerza
que en otra se serene:
la leche suave arma un caballo
mira cómo dobla el cuello
y cierra el mundo
(lo demás
son cielos como olfatos)
la punta de los pastos
son relinchos
el que las muerde
se vuelve caballo.
XI
Un hombre
cae
hasta perder su nombre
el futuro no alcanza
la velocidad de la sangre.
En el salto
sólo el salto es alguien.
El rincón
Se acuesta en el hueco del trinchante oscuro.
Visto desde ahí
el mueble parece un ataúd. El niño juega
a que ya se ha muerto.
O va a la cocina, a un rinconcito
y mira a las mujeres pelando choclos
mientras cuentan historias de mayores
(esas bandadas de sentidos no lo alcanzan
pues él todavía no llegó al presente).
Mira a su madre. Si ella está allí, debe ser de este mundo.
Él, que viene de tan lejos, no tiene donde ir.
Juega a que está vivo
mientras arde, indefenso, el rincón
y más allá toda la tierra,
de vida
arde,
inocente,
alrededor de ese leve meteorito.
Fuga de la sombra
Al difunto
le vuelve la sombra al cuerpo.
Se dicen adiós
ya no tiene quien lo siga,
ella se ha ido demasiado lejos
dentro de él
dobladita
como un pañuelo.
LOS MANSOS
a Irma Egea
Hay quien huye hacia dios,
no soporta ser visible;
otro que huye devorándose
mermando su camino;
los que huyen hacia la ebriedad
y quieren parecerse a todo
y están los que no huyen
porque el mundo es tan grande como ellos,
los mansos
que se abren en la atmósfera,
y al tiempo, intactos, cierran los piadosos párpados,
los que nunca supieron cómo se dice adiós.
Sobre el amor
No creas que tu amor
depende de ti o de ella
de lo que sienten o ven o sueñan
hay metales, movimientos
campos de fuerza cuya acción no
empieza nunca
actos virtuales
que te despedazarían
en algún lugar
esas materias
esos instantes que contienen lo universo
libran una batalla
los que se aman
han sobrevivido.
Arrieros chinos
A Héctor Berenguer
Siglos van que no llegan
que la misma polvareda y una misma hora los persigue,
en Laos, camino a Natha,
lejos de este mundo,
desencadenados del jardín mudo de la edad media
y de la voluntad del emperador,
libres por la sierra
arriando rumbo a la antigua China.
Ahí van, el presente inmortal, airado,
en el penacho de plumas
que corona las mulas;
enarbolando un bastón, y en la punta del bastón
un papagayo,
flor carnicera de los resucitados.
Fuera de la historia, pasa la historia,
invicta, viuda, prodigiosa.
4 comentarios:
'fuera de la historia, pasa la historia,
invicta, viuda, prodigiosa'...
vaya remate. mejor dicho, los remates
gracias, irene.
Je, lo de invicta yo lo pondría entre signos de pregunta. Gracias, Irene
no sé por qué, su respuesta me provocó una sonrisa.
un saludo.
Era la intención, Irene
Publicar un comentario