viernes, 30 de marzo de 2012

Sacudo la cabeza como un pino

Otros poemas de BEATRIZ VIGNOLI 
(Rosario, Santa Fe, Argentina, 1965)




El pino

Apagué los motores
y anduve a la deriva
¿cuántos años anduve
a la deriva, el motor apagado, ni
impulso ni gobierno, sin dirección?

Me recuerdo leyendo neones
a la vera de avenidas
desiertas. ¿Cómo pudo
nevarme encima todo este cansancio?
¿Cómo pudo acumularse, quedar ahí toda la vida?

Sacudo la cabeza como un pino. La nieve
no se va.

De Viernes ((bajo la luna, Buenos Aires, 2001)
***
P.D.

Hay una carta tuya al final de la playa
por donde un regimiento de pequeñas tortugas
recién nacidas, con cáscaras blandas como uñas
avanzaría bajo un fuego de gaviotas.

Hay una carta tuya en el umbral de mi puerta,
una palabra buena...¿verdadera?
¿Ir a buscarla? ¿De nuevo verse ser
en otro, y que el ser pueda arrancársele?

¿Pasar de nuevo por donde la vida
adhirió sin fisura al frágil mundo?
¿Cruzar corriendo el cráter? ¿Y qué carga
dejará sin estallar el corazón?

De Bengala (bajo la luna, 2009)
**
Foto: tomada de sonidosderosario.com.ar

5 comentarios:

Alejandro Pinto dijo...

uy, qué lindo.

Anónimo dijo...

uf... me quito el sombrero y aplaudo de pie

gabrielaa. dijo...

"si te dicen que caí
es que caí"
;)

claudia masin dijo...

maravillosa la poesía de Vignoli

Irene Gruss dijo...

Gracias, gente. Mi abrazo, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char