viernes, 4 de mayo de 2012
las primeras rocas de la costa
PÁDRAIG J. DALY*
(Dungarvan, Irlanda, 1943- )
*Pádraig Daly es sacerdote agustino.
Dolor
Como, bebo, duermo y sueño dolor.
Ayer acompañé a un niño hasta su tumba;
hoy a un anciano.
Veo consumirse a una persona
que he llegado a amar, hermosa como el viento;
y tropiezo torpemente en el pesar que la envuelve.
Me siento con esposos en pequeñas salas de visita,
llenas de humo, analizando Tus razones;
con madres deshechas, con hijos consternados.
Tu pueblo murmura en Tu contra amargamente;
¿cómo puedo conducirlos?
***
Plantador
del texto irlandés de Giolla Bríde Ó hEódhusa, siglo XVI
Tú que plantas el árbol,
¿vivirás para ver las manzanas?
Cuando las ramas crezcan y se extiendan,
¿es seguro que has de verlas?
Podrías morir antes de que florezca
en el bello y verde huerto.
Cuando fijes la estaca considera
que así se dan las cosas muchas veces.
Si la fruta de esas ramas promisorias
madura finalmente, y la sostiene tu mano,
¿la comerás, buen amigo?
La muerte vuelve eso un hecho incierto.
Muestras poca sabiduría, señor,
tú que eres dueño de la arboleda fragante,
al poner tu esperanza en la nimia cosecha
y nunca preocuparte por tu alma.
Versión © Gerardo Gambolini
***
Funeral en invierno
El funeral fue en invierno,
sin cantos ni música.
Después, salimos a la escarcha.
Nuestros pasos crujiendo sobre la grava.
Los árboles estaban escuálidos y blancos.
Un faisán lastimoso se nos cruzó en el camino.
Cumplidas las oraciones, nos alejamos,
sacudiéndonos la muerte de nuestros abrigos.
Versión © Gerardo Gambolini
***
Ministros
Es a nosotros a quienes se quejan por Tus fracasos;
cuando el dolor se prolonga toda la noche,
cuando la gente se reúne con impotencia alrededor de una cama,
cuando la angustia agota al corazón,
nos toca a nosotros soportar la ira.
Cuando el amor se acaba,
cuando los amigos se han ido,
cuando los mundos son escombro,
cuando los ojos no pueden alzarse para ver el sol,
la gente nos pide explicación; y nosotros estamos mudos.
Cuando la furia en Tu contra es un mar rabioso
somos las primeras rocas de la costa.
***
Salmo
Hago mis oraciones con fe,
sin sentimiento,
fríamente consciente
de que Tú estás arriba, abajo,
alrededor, dentro.
Ya no me elevas más
a los cálidos reinos del regocijo.
He olvidado todo mi júbilo.
Sigo una huella junto a un río gris,
sabiendo que debo
seguir caminando monótonamente.
Versión © Gerardo Gambolini
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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