lunes, 9 de julio de 2012

Me impresiona lo antiguo de Macy's

EILEEN MYLES
(EE.UU., 1949)

Tiene sombras el pasado, sombras que se arrastran 
lentas y confiadas como una cabalgata
en honor de todos los paraísos que has perdido,
dejando atrás serpentinas, botellas y serrín.


El tiempo ataja a través del tiempo, juega contigo
al escondite, cuenta hasta el final, y te encuentra
debajo de la cama o metido en un armario
acurrucado como en el interior de una ballena.


Los cuerpos no perdonan, tu ángel de la guarda
se ha escapado con tu novia, y eres uno de esos hombres
que saben que el cielo y el infierno son los otros,
fantasmas que te observan desde todos los espejos.


Tus versos tienen el ritmo de una música apagada
y enciendes cada poema con la colilla de un recuerdo.
Lees palabras que te deslumbran como flashes
y luego te parecen velados negativos del futuro.


Todo está escrito y con la misma escritura.
***
LA TRISTEZA DE IRSE



Todo queda
   tan lejos--
mi abrigo,
   allá. Me aterra
     irme & que 
no me extrañes
     me aterran los
azules fuertes
         del subte
     otros días estoy
         tan feliz &
lista para creer que
    cada uno que anda
por la calle es
         alguien que conozco.
Me impresiona lo antiguo 
     de Macy's. Las escaleras
     mecánicas de madera
              subiendo 
hasta los muebles, la oficina 
     de crédito, las luminarias---
           Acá comprabas
           de chico. Oh,
¡vos me merecés! En
      una película llamada
      Close Up –de tanto en
tanto las rejas
serpenteantes, fijate
   en las rejas azules
     serpenteantes de
       las entradas del subte,
la belleza granulosa,
       el manchón. Hoy no me
voy a matar. Es demasiado
       hermoso. Mi corazón
          rueda por la calle 23
a compartir 
esto con vos, la 
dulzura del 
       cuadro. Mi cuerpo
perfectamente en forma
    nada más que para
      morir. Quiero
mostrarte ésto.
      En la Plaza San Marcos
       un loco grita:
mis pasos, los
      tambores del Armagedón
        Oh sí, acercame
        a tu Señor
quiero morir
       Close Up. Un ramo
de tulipanes amarillo furioso
        para David. Lo admito,
    adoro los tulipanes
           porque ellos mueren
       tan hermosamente.
                                        Veo
          la salvación en
      sus cabezas colgadas.
Una salida bella, ¿cómo
          llegaron a sentirse
              así de libres? Yo estoy
          atrapada en el amor.
              Por encima de las papas fritas
          mis ojos vuelan hasta
              el Bar Hue. Un cartel
          azul. Atravesado en
   la vida. En mi camino
       a llegar a un punto,
               a hacer
                  lógica, a no
   enamorarme esta
               noche y
       dejar que mi dolor quede
       desenvuelto –forzar
la máquina-- Paul sigue
    en contacto, Oh pero
acordate de Jessica
    Lange, estaba tan
                hermosa
             dopada,
      en camino a encontrarse con
            King Kong. Me siento
     en mi silloncito rojo
            en febrero
     cómo es que llegan
            a sentirse tan libres
1.000.000 de mujeres
            que no son yo, en la
calle esta noche
    en esta ciudad
       etérea & yo
          me corono a mí misma
       una & otra vez
          y no puede
       haber
          dos reyes.

Versión de Sandra Toro

***
El fin de Nueva Inglaterra
(fragmento)

Muchas de mis ideas acerca del habla provienen de la experiencia de estar completamente fuera de mi idioma. En Rusia, cuando en una rara ocasión estaba yo dentro de una plática y ahora era otra persona la que hacía señas y gestos de pánico, recordé a una persona llamada Alla escuchándonos y continuamente golpeándose el muslo, diciendo «Shto?». Su golpeteo y exigencia eran humorísticos e intensos. Estaba siendo entrevistada por sus amigos. Nos reíamos y entonces yo contaba otra historia y los demás se reían todavía más, y Alla, quien no hablaba nada de inglés se sentía cada vez más fuera, a bordo de su pequeña barca rusa en un mar de lenguaje. Shto. Pedía ayuda. Déjenme entrar. Shto. Quería decir qué, en el sentido de qué están hablando. Y yo aprendí ruso de esa manera. Su urgencia. Ella levantaba las manos, llevaba la cabeza a su regazo. Ella, de hecho, entró a la conversación por medio de toda esa actuación y el uso empático de una pequeña palabra. ¿Entiendes lo que quiero decir por clase? Francamente no sé qué clase soy ahora. Puedo hablar interminablamente de mi familia y qué tanto dinero teníamos y de la educación y cuáles eran las cosas que había dentro de nuestra casa. Pero creo que la clase no se refiere, en absoluto, al contenido. Qué hay dentro de la casa o el poema. Quiero decir sí, había una película titulada Joe con Peter Boyle en que la familia proletaria comía de postre un pastel en rebaja y yo recuerdo haber comido un montón de pastel de piña de A & P ya que siempre estaba a precio especial. Yo sabía quiénes éramos debido a ese pastel. Mirando esa película. Comprendí la señal. Pero yo pienso acerca de hoy. Sí, en Cape Cod, aquí, pero más aún en el habla y dentro y fuera del poema si es que existe tal distinción. Siempre he concebido lo que ocurre en la escritura de un poema como algo similar a correr para subir a un tren. Un tren enormemente importante que si se te va sufrirás consecuencias enormemente importantes y yo conozco esta situación demasiado bien porque a mí se me fue ese tren en ese viaje a Rusia y parecía que yo corría por mi vida y se me caían cosas, se me perdió una chaqueta y creo que perdí mi boleto en el taxi hacia la estación, pero hasta después me di cuenta de esto y parecía que nada importaba en el mundo excepto subirnos al tren. Pienso en esa carrera como la clase, o moverme a través del tiempo. Es la poesía. Mucho se cae. Y suponiendo que tienes éxito, ¿qué tiene éxito contigo y cómo lo sabrás? En nuestro bello país de inmigrantes y peregrinos —de cientos y millones de peregrinos de todos tipos— nuestra triste y bella e incluso fatal inmigración americana en la que la gente se ahoga en el Río Grande, tratando (y no dije «trying» sino «trynna», ¿por qué?) de llegar aquí y botes enteros de personas son regresadas a morir a los campos durante la Segunda Guerra Mundial, eso fue Estados Unidos, y de modo célebre un bote entero de inmigrantes irlandeses del siglo XIX como en Cape Cod de Thoreau—es esta la imagen monumental al principio del libro, la playa en Cohasset que está cubierta con cadáveres irlandeses, una madre sosteniendo a su pequeño hijo ahogado, y ella está muerta también y su hermana está parada sobre los cadáveres, ella ha estado esperando ver a su hermana y su sobrino, está completamente fuera de su mente, probablemente diciendo una y otra vez lo mismo, Madre de Dios Jesús María algo así, o nada porque Thoreau en su libro era muy bueno en usar montones de detalles para convocar al silencio, el vasto silencio de la emoción, del pasmo, había una gran cantidad de esto a la cabeza de este libro y Thoreau, por supuesto, ha cambiado a la literatura estadounidense una y otra vez. Él entregó ese silencio a John Cage, por ejemplo, y ese es el silencio detrás de mi plática. Es el gran mar, el asesino y el dador, el sitio de la inmigración y el lenguaje mismo.

Traducción de Heriberto Yépez

2 comentarios:

Silvina dijo...

Muy buena. No la conocía. Buscaré más de ella. Gracias, Irene!

Irene Gruss dijo...

Sí, rara, ¿no? Gracias, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char