domingo, 29 de julio de 2012

No llego a ninguna parte


Tomada de delciclista.blogspot.com

CARLA SLEK 
(La Falda, Córdoba, Argentina, 1971)

En otra parte

de pie en el patio de la casa
sostengo la flor roja de un geranio
en estado salvaje
brilla mi pelo
largo largo lacio
brilla el sol
largo largo lacio

es de mañana
y están ausentes mis hermanas
minutos antes
escucho tu voz
ponete que te saco una foto
así se termina el rollo.
***
Último recurso

tres veces a la semana subo a una máquina
y pongo a correr el cuerpo siete kilómetros

en parte consigo mi propósito
lo canso
como a esos caballos
a los que sacan a galopar
a la carrera para que amansen

no llego a ninguna parte
me concentro
en responder a la velocidad de la cinta
que exige a los músculos el mayor esfuerzo
frente a mí
un enorme ojo de buey
deja ver
cuando encienden las luces
una pista de patinaje sobre hielo
dispuesta a un costado de la planta baja

podría ser una lago congelado
como el de la película en que jim carrey le da vida
a un pobre tipo que acepta
un feroz tratamiento
con tal de barrer de su mente los recuerdos

puedo imaginarlo

decidir cambiar la estrategia
abandonar la ejercitación aeróbica
recostarme en el centro del lago
y en la quietud de un invierno artificial
cerrar los ojos.

5 comentarios:

Nelson dijo...

Qué bien caen unos versos bien dados, ya sea en verano o en invierno. En la acera, rodeado de gente, o sobre el hielo, cerrando los ojos.
No la conocía a Carla, la buscaré.

Fuga Interior dijo...

Una grande Carla, leí su libro de poemas que me hizo llegar un amigo, incluso utilicé una de sus poesías para hacer un trabajo del profesorado. ¿Tendrá Carla algún blog?

(Te estoy leyendo Irene, el mismo amigo anteriormente mencionado me prestó tu libro "La mitad de la verdad", estoy maravillado)

Irene Gruss dijo...

Desconozco si Carla tiene blog; la descubrí por internet y hay poco de ella. Gracias, gente, Irene

Silvina dijo...

Interesante su poesía. Dan ganas de leer más. Gracias, Irene

Anónimo dijo...

Fue mi profesora de lengua en el secundario. Una genia

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char