sábado, 12 de enero de 2013

Todo cabe en este caldero de pócimas


EDUARDO ESPÓSITO 
(Buenos Aires, Argentina, 1956)

Poiesis (cosificación y captura) 

Cómo?
Como quién?
Como quién no!
Como quien no quiere
Como quien no quiere la cosa
Esa cosa alada en particular
Esa cosa halada en particular
(son dos de las particularidades
no deseadas)
Y algo sin embargo
deviene certidumbre

(De Quilombario, Ediciones Amaru, 2008)
***
Huevos fatídicos

La panza tiesa de los días
se apoya laxa en las comisuras del mundo
Van pasando las horas como imanes
Este naufragio aspira a ser certeza
Se ha borrado la línea divisoria
entre la espiga y el suelo
Ya no hay mar donde empollar
los fatídicos huevos de la ira
Todo cabe en este caldero de pócimas
                                                     austeras
Y los días
combados por el peso de las revelaciones
aguardan a la sombra nuevas nupcias
Inclemencias montadas por la biología.

                                                                             A Mikhail Bulgakov
***
Premios y Castigos

Voy sacando las plumas del horno
El pollo ha desaparecido
No sé cómo sigue esto
Los vecinos mienten
Esconden sus miserias en latas de paté
Pagamos la luz a cuentagotas
A cambio nos dan luz a goterones
Otro tanto ocurre con el gas
Los vecinos se mienten
Hace calor dicen
Practican zen yoga tai-chi calistenia
pero no hay sudor que dure cien años
el frío es un rayo muerto
los traspasa de los pies a la cabeza
Todos comemos plumas
En la tele abundan las minutas
El aire se hace raro
No sé como sigue esto.

                                         A Eugeni Zamiatin
***
DOCTOR ISLA

Y no pudiste ver
en el sitio donde estallan las palabras
todos los fuegos encendidos
las coces primarias de la infancia
padres tan inútiles como los candelabros

Te fuiste abroquelando en la orfandad
hasta caer de Ellos
mefítico y ambiguo
hacia el berenjenal del mundo
Y te entregaron a los peces
A los susurros de una hoja
Al juego azul del infortunio

La enfermedad
La cura
lobotomía de un macaco sin sus ganglios
para que seas uno más
ya sano y libre
semejante a tus padres

A padres tan inútiles como los candelabros.

                                                             A Gene Wolfe
**
(De Las Puertas de Tannhäuser, Ediciones El Mono Armado, 2011)

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char