miércoles, 15 de febrero de 2012

La clemencia no es cualidad forzosa

WILLIAM SHAKESPEARE
(Stratford-upon-Avon, Warwickshire, Reino Unido, 1564-ib., 1616) 



De El mercader de Venecia
(1599)
Fragmentos


Acto II - Escena II


LAUNCELOT GOBBO: Ciertamente la conciencia me hará abandonar la casa de mi amo. El demonio me toca en el codo y me tienta diciéndome: "¡Gobbo, Launcelot Gobbo, buen Lancelot!", o "¡Buen Gobbo", o "Buen Lancelot Gobbo, servíos de vuestras piernas, dejad el campo, ponéos en franquía!". Mi conciencia me dice: "No, ten cuidado, honrado Launcelot; ten cuidado honrado Gobbo" o, como he dicho anteriormente, "Honrado Launcelot Gobbo; no te escapes, desprecia la idea de poner pies en polvorosa". Pero el intrépido demonio me ordena liar el petate: "¡Vía!", dice el demonio. "¡Largo!", dice el demonio. "En nombre del cielo, toma una resolución enérgica y parte" dice el demonio. A su vez, mi conciencia, colgándose del cuello de mi corazón, me dice estas prudentísimas palabras: "Mi honesto amigo Launcelot, tú que eres el hijo de un hombre honrado..."-valdría mejor decir el hijo de una mujer honrada, porque, para decir verdad, mi padre tuvo cierto resabio, cierta inclinación, cierto gusto especial-, mi conciencia me dicta, pues: "¡Launcelot,no te muevas!". "¡Muévete!", dice el demonio. "¡No te muevas!", dice mi conciencia. "Conciencia, le digo, no me aconsejas mal; demonio, le contesto, me aconsejas bien." Si me dejo gobernar por mi conciencia, me quedaré con mi amo, que es una especie de diablo; si me escapo de la casa de mi amo, tomaré por amo al demonio, quien, salvando vuestros respetos, es Satanás mismo. Ciertamente mi amo es una encarnación del propio diablo; y, en conciencia, mi conciencia es una especie de conciencia sin piedad, por aconsejarme que me quede con mi amo. Es el demonio quien me da el consejo más amistoso; me escaparé, demonio, mis piernas están a tus órdenes; me escaparé.
***


Lorenzo: El hombre que no tiene música dentro,
ni se conmueve por el acorde de un suave son,
dado es a traiciones saqueos y tretas,
el ímpetu de su alma es lúgubre,
y su instinto obscuro como el erebo.
No se puede confiar en tal hombre.
Atiende a la musica...
***
Acto III, Escena I


SHYLOCK.-  He ahí otro buen negocio más para mí. ¡Un quebrado, un pródigo, que apenas se atreve a asomar la cabeza por el Rialto! ¡Un mendigo, que tenía costumbre de venir a hacerse el elegante en el mercado! ¡Que tenga cuidado con su documento! Tenía el hábito de llamarme usurero; que tenga cuidado con su pagaré. Tenía la costumbre de prestar dinero por caridad cristiana; que tenga cuidado con su papel.


SALARINO.-  ¡Bah! Estoy seguro de que, si no está en regla, no le tomarás su carne. ¿Para qué sería buena?


SHYLOCK.-  Para cebar a los peces. Alimentará mi venganza, si no puede servir para nada mejor. Ha arrojado el desprecio sobre mí, me ha impedido ganar medio millón; se ha reído de mis pérdidas, se ha burlado de mis ganancias, ha menospreciado mi nación, ha dificultado mis negocios, enfriado a mis amigos, exacerbado a mis enemigos, y ¿qué razón tiene para hacer todo esto? Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está alimentado por los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un judío insulta a un cristiano, ¿cuál será la humildad de este? La venganza. Si un cristiano ultraja a un judío, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del judío, si quiere seguir el ejemplo del cristiano? Pues venganza. La villanía que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado.
  ***
Porcia: La clemencia no es cualidad forzosa. Cae como la lluvia, desde el cielo a lo que esta debajo. Su bendición es doble: bendice al que la da y al que la obtiene. Más poderosa es en los más poderosos. Al rey entronizado mejor que la corona le adorna. Su cetro es el símbolo del poder temporal y el atributo del temor mayestático en que se fundamenta el miedo al rey; la clemencia supera la protestad del cetro. Esta entronizada en el alma del rey; es atributo del mismo Dios, y el poder terrenal mas se acerca al de Dios si la clemencia suaviza la justicia. Así pues, Judío, al reclamar justicia ten esto en cuenta: ninguno de nosotros vería su salvación siguiendo la justicia. Rogamos la clemencia, y esa misma plegaria nos enseña a emprender acciones de clemencia. He dicho todo esto por mitigar tu justiciera demanda, pero si la mantienes, la curia de Venecia tendrá que sentenciar contra el mercader.
***

ACTO III, ESCENA 2


Bassanio: Las cosas nunca son lo que aparentan.
Siempre engaña al mundo su ornamento.
¿Qué hay en una corte, por muy impura y corrompida,
que, disfrazada con los encantos de la voz,
no pueda ocultar lo vil de su apariencia?
¿Qué horrenda herejía, en religión, que una frente austera
no pueda bendecir y aprobar con los sagrados textos
ocultando su gravedad con hermosos adornos?
¿Hay un vicio tan simple que no muestre
signos de la virtud en su exterior?
¿Cuántos cobardes hay, de corazón tan falso
como peldaños en la arena —llevando en su mejilla
la cólera de Marte y las barbas de Hércules,
de hígados tan blancos como la leche si por dentro miras—
que el excremento sólo asumen del valor
para mostrarse como horribles? Fijaos en la belleza
y habéis de comprobar que puede comprarse a peso,
y de ahí el prodigio de la naturaleza, pues son más livianas quienes mayor cantidad llevan.
Y sucede lo mismo con los rizos de oro, que, enroscados tal
sierpes,
juguetean lascivos con el viento,
acariciando dudosas bellezas, que no son
sino la propiedad de otra cabeza en que crecieron
y cuya calavera yace en la tumba ya.
Así, no es sino engañosa orilla el ornamento
de un peligroso mar, velo hermosísimo
que oculta a una belleza india; resumiendo,
es la apariencia de verdad con lo que el tiempo astuto se
reviste para engañar al más sagaz. Así pues, oro fastuoso, áspero alimento de Midas, te rechazo; también a ti, mercenario pálido y vulgar entre hombre y hombre... Mas tú, plomo mezquino,
que amenazas en vez de prometer,
me mueve más tu sencillez que tu elocuencia,
y te elijo por eso; que el gozo sea el resultado.

***
LA MIRADA DE SHILOCK


Antonio: "Es de los peores, un pavo real cristiano, tiene el asqueroso nombre del que raptó a mi esposa, sus modales, su altanería. Encima no para de insultarme, desprecia mis negocios, se cree superior y con derecho a desbaratar todos los acuerdos a que llego, va por ahí prestando dinero sin cobrar intereses, todo para hacerme quedar como un monstruo. Cuando me cruzado con él, en el mercado me hace una muesca de disgusto. No puedo hacerle un feo porque se relaciona con el Dux. A veces trato de saludarle y me evita. ¡Qué se habrá creído este hijo de cien rameras! Se cree el sol de Venecia pero caerá bajo mis pies como piso esta góndola que me lleva. Debe desaparecer, tengo que ver la manera de que no interfiera con mis negocios, evitar que enturbié con su larga mano los acuerdos comerciales de Venecia, él o yo no hay más alternativa. Es un peligro para mi pueblo, es de la opinión e que nos expulsen de Venecia, a mí que llevo más de cinco generaciones conocidas enriqueciendo a esta desagradecida ciudad. Es un burro que ni contar sabe, y va de listo, sin conocer mundo, nunca ha salido de Venecia y se cree un sabio del comercio de ultramar, pero yo le haré morder la suela de mi zapato. Además creo que es un hombre aberrado 'un abominable' siempre está rodeado de jóvenes venecianos que le lisonjean y en sus miradas he visto la lujuria. No debería vivir. Pronto acabaré con sus groserías y dejarás de ser una maldición divina para mi y para mi pueblo."


Bassanio: "Otro cristiano más, pavo sin posibles, no tiene dónde caerse muerto. De vez en cuando usa mis servicios, cumple alargando los plazos y dando sablazos a sus amigos. Es muy querido de Antonio. Por este pollo puedo llegar al gran pájaro y propiciar su caída."


Porcia: "Es una rica heredera veneciana, con su padre tuve tratos muchas veces hasta que murió de gota. Dicen que es muy lista y sabida esta doncella, aunque de nada le servirá en esta ciudad. Ahora está buscando marido, y un buen pellizco se llevará quien la pille. Para ser cristiana se sale de lo común, no me importaría hacer tratos con ella. Aunque todos los de su estirpe son unos orgullosos."


Graciano: "Es otra rata cristiana que me saluda sólo por el interés. Un vil siervo, pero es listo el muy zorro. Siempre está husmeando detrás de las puertas."


Salerio: "Otro amigo de Antonio, cristiano, algún trato he hecho con él ronda mucho por las plazas buscando algúna oportunidad de éxito. No trabaja."


Solanio: "Alguna vez me ha pedido dinero prestado. Es como un ratoncillo."


Lorenzo: "Sé que es un cristiano de doble cara, conmigo se hace el cortés. Claro que no ofenden a mi credo ni mi gente, es tolerante y por ello soportable. Aunque tiene fama de conquistador de mujeres y no le falta razón, es de buen parecido. Alguna vez hemos hecho negocios. Me presenta a sus amigos, pobres ratas de mucho boato y pocos dineros. Me es útil como intermediario, muchos ni se acercarían a mí y este Lorenzo me sirve para contactar con otros. Anda rondando por mi hija, un día de estos le tengo que parar los pies."


Jessica: "Es mi hija mi joya más preciada, algún día la casaré con un rico miembro de nuestra gente. Ahora anda un poco despistada por la juventud, esto me obliga a atarla en corto, pero ya se asentará con los años y hasta es posible que encuentre un buen marido y me regale nietos que perpetúen mi casa. Le he educado en nuestra fe, aunque tiene algo del carácter de su madre, a la que no puedo nombrar. Estoy en tratos con varias casamenteras de aquí y otros asentamientos de mi pueblo en ultramar, espero que pronto reciba noticias y puede elegir al que más le convenga, también estoy preparando la dote para que sea apreciada por algún hombre de fe."


Lancelot: "Es un pobre diablo al que mantengo por lástima, es mi bufón, me sirve de descarga contra todos los agravios que me hacen los cristianos durante el día. Por mal que le trate sigue siendo un cristiano cobarde. Se cree listo, sé que está en tratos para servir con este tal Bassanio el amigo íntimo de Antonio, otro cristiano de ínfulas y pobre. No sé que le va a dar de comer este nuevo amo que se está buscando, si no tiene ni para él. Este criado, cuando le humillo, siento en sus ojos su odio soterrado, no se puede uno fiar de estos cristianos. Si les das de comer con la mano, son como perros, te muerden la mano. Allá él que se pudra de hambre con su nuevo señor."

2 comentarios:

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char