(Buenos Aires, Argentina, 1954)
Paul Gauguin |
Transparencia
Todos los atardeceres la mujer se sienta en el patio de la casa. Si
alguien la acompañara vería como su cuerpo se vuelve transparente al
compás de la sombra. Primero surge un mapa encendido de venas y de
vísceras, luego, más abajo, una población de huesos huecos por donde el
viento corre como un golpe de música.
La mujer sonríe y levanta un brazo en la noche incipiente. Unos
minutos más y se apagará el resplandor del hueso iluminado por canciones
remotas y ocultará la piel el color de la sangre.
Cuando todo concluye, ella guarda la silla bajo el alero y vuelve a
la cocina, llevándose el secreto de la transparencia del mundo.
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