Mónica Sifrim
(Buenos Aires, Argentina, 1958)
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Seriecita. La meditación en zapatillas blancas se rebota:
co-me-cho-co-la-te-ni-ña-co-me-cho-co-la-te. En el estanco
ese fulano de ojos cavernícolas me mira. Piensa que mi única
pasión es la delicia y se equivoca.
Amo ser mirada cuando como, que el poeta
vuelque sobre mí una celebración acidulosa. Y-re-bo-tar
so-bre-la-me-ta-fí-si-ca. El poeta no sabe que lo espero
cada mañana en la tabaquería. Si proximidad
me hace agua la boca.
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No señor. En mis antepasados no hay diabéticos, hipertensos,
cardíacos. ¿Cómo explicarle? De cada diez antepasados míos,
uno moría en las revoluciones, otro en las cámaras de gas
y cuatro o cinco de melancolía.
Ya sé que no se heredan tales males.
Ya sé que no se heredan tales males. La mandrágora deja
ese letargo de naranjas agrias. Luego talco, y a mover los
genes fresquecitos.
Pero cuando llegan oleajes de dolor oleajes de dolor oleajes
se descubre un vago parecido: ¡Mire qué bonita!
Mete el brazo en el horno como lo hacía su tatarabuela.
de Novela familiar (1990), reeditada en 2012 por hilos editora.
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