jueves, 22 de mayo de 2014

Con pequeñas mujeres verdes de ojos dorados

FRANCISCO MADARIAGA 

(Corrientes, Argentina, 1927-Buenos Aires, 2002)

Celestes ojos italianos
     
-1-
Margarita, ¡qué lejanos están el celeste,
el colorado, el verde, el amarillo!
Y tú, mi madre, en una tumba sin colores,
en medio de una provincia joyante:
vecina, en el cementerio, del viento que
... se pudre en el corazón seco y negro
... de ciertas familias.
¿Estarás cantando la canción que cantaban
... tus celestes ojos italianos?
¿O estarás escuchando cómo canta mi corazón,
que fue la única maravilla en tu terror
... a los viejos gauchos bandoleros,
y en tu fracaso?

-2-
Llueve para tus ojos el color de unas
... invisibles esmeraldas,
y estoy, por segunda vez, cantando
... para ti,
junto a un mar salvaje y aldeano.

-3-
El resplandor de dos Países Natales encendió
... el color -a veces verde- de mis
... ojos,
y deambulé,
condenando a los impostores de la poesía
... con los sueños y poderes de las
... aguas,
brillando, desesperado, en mi amistad con los
... gauchos más arcaicos,
y con pequeñas mujeres verdes de ojos
... dorados,
que me cantaban canciones en guaraní
y me transferían la sangre del cantar.

De Aroma de Apariciones

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char