lunes, 16 de junio de 2014

Y el viento enloquecía al ras el piso

VALERIA PARISO
Tomada del blog de Marcelo Leites

(Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1970)

V

Igual que la semilla
llevada por el viento
siento que me tiraron
en la ciudad en que vivo.

Tengo la completa sensación
de estar en el lugar errado.

Soy el desvío.
**
3-

Giraban en el living de tu casa
las hojas de los fresnos,
el aire olía a morfina,
era otoño, recuerdo,
y el viento enloquecía al ras el piso.
Qué cosa rara esa tarde,
nuestra quietud callada en los sillones,
el polvo anticipado,
y vos, hermana, muriéndote
con las ventanas abiertas.
**
4-

En el galpón que está enfrente de su casa
hay un depósito de papas.
Los hombres cargan sobre sus espaldas
bolsas de arpillera de cuarenta kilos.
En las siestas de calor,
salen a la vereda, se quitan las remeras,
y se tiran agua fresca con una manguera azul.
De noviembre a marzo,
a esa hora,
Paula levanta la persiana.

(Del libro Paula levanta la persiana, Ediciones AqL)
**
PARA QUÉ SIRVE UN ABANICO

Las mujeres que usamos abanico
lo usamos para volar ideas

la del sexo vuela en ocho
o en diez abanicadas.

1 comentario:

La Jose dijo...

que lindo escribis, te sigo!

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char