lunes, 8 de septiembre de 2014

Pues qué esperaban

CRISTINA MORANO
Tomada de talent.paperblog.com

(Madrid, España, 1967)

Señoras

Por las mañanas acostumbro
a pasar por la cafetería,
me tomo dos cafés –uno contra mi espalda–
entre las limpiadoras que se duermen
sobre su propio desayuno.

Al otro lado de la barra
conversan las señoras,
las dueñas de las tiendas de mi barrio;
se llaman por teléfono,
son admiradas por ejecutivos,
hacen planes para pintarse las uñas.
Sus ojos no contienen desamparo,
sus cerebros no se deshacen
enhebrando palabras, ni átomos, ni perlas.
Las sigo y compro el Marie Claire,
las imito, finjo que soy respetable
en la cola del supermercado.
**
Los asesinos
 02

Qué feos los agonizantes:
la ropa revuelta, el pantalón caído
y esa lengua azul, fuera de la boca,
un palmo fuera de la boca.
Mas lo curioso son sus ojos,
con las pupilas dilatadas
como si el sitio adonde van
no tuviera luz.
                           Pues qué esperaban.
**
Emilia: madre de la autora

Mido metro y medio
pero mis pies calzan un 38;
me hicieron así para afianzarme
sólidamente sobre el suelo;
más que andar, deslizo el mundo.
Son grandes barcos
mis pies. No me tambaleo:
aguanto. Lo que más me gusta
es ver por la tele los campeonatos
de patinaje artístico.

He vivido ¿por qué?
He limpiado la casa donde nací
desde que nací. La heredarán
mis hijos: menudos piezas.
Paco es alto: calza un 46
pero es un pájaro o una flauta,
parece no casar bien con el mundo.
A Cris le puse nombre de reina,
a veces trata la gente como a súbditos;
ni su alma se ha librado del látigo.

Los hijos son poca cosa…
las casas, la calle del mercado,
los hospitales donde me han abierto
y me han cosido; de todos ellos saliendo
por mi propio pie, siempre;
ese esfuerzo: para sangrar de nuevo
tantas vueltas.
Las vueltas que hay que dar
para poder morirse.
**

No. No me incluyáis entre los que siguieron
su Palabra. No repetiré el gesto de los ganadores.
Rebajas de verano. Versos blancos. Espigas.
-Lloverá durante cuarenta días y cuarenta noches,
construirás un arca.
-No.

1 comentario:

P MPilaR dijo...

lo que se ha convertido, por convención, en sola alternativa a poder morirse vs poder nacerse: dar vueltas
de tuerca
de hoja
de comicios
ay, señor, dice una madre!

saludos

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char