martes, 9 de septiembre de 2014

Escapo de un rayo de luz que intenta tocarme hago equilibrio

DANIELA PASIK
(Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1974)



Reina de la cantina

A las cosas las voy dejando de a poco y en general
miro el salón sin ver sólo para que sepan:
desatiendo a propósito a los que piden más
no hay sal, pan ni bendición esquivo demandas
enfoco la ventana y empieza a llover porque distingo
cómo se moja el pelo de la gente en la calle
nadie trajo paraguas, es que esta mañana
la idea original fue que salga el sol pero ahora
se nubló todo me acomodo en la banqueta incómoda
escapo de un rayo de luz que intenta tocarme hago equilibrio
apoyada en la barra noto cómo se hace lugar entre las varillas
mugrosas de la persiana que cierro no puedo con esto hoy.

Dejé la carne que es roja y la que cae de mis dedos
ya no la como no me muerdo los restos no me gusta
dejé eso afuera donde flotan fotos viejas
falsos retazos profetas pasan tachos cuadernos
ideas basura nada
un perro entre los autos.

Trabo la puerta me quedo un rato
con estos que viajan hacia ningún lugar pero cada tanto paran
en bares de carreteras perdidas y siempre
aceptan un poco más de café. Esta es mi cantina
sirvo la bola mazacote con tuco y agua turbia
trago con el resto no me interesa si vuelven
hace un rato regalé para el que sepa ver el momento
antes de la tormenta es mágico el mundo
parece estar en pausa aunque el viento
mueva los árboles y también les di el gusto de oír
la primera gota cuando toca una baldosa
puc
se rompe
después cae otra.

Si no les gusta salgan váyanse ahóguense también los dejo
tengo que volver a casa para que se haga de noche
y repasar la lista de cosas importantes que conseguí tener son
pros y contras sin casilleros no sé qué va en cada columna tazas grandes
de sopa o infusiones shots de whisky que dejé para retomar
dos gatos juego de copas rotas charlas pendientes
música en un servidor de internet la imagen reflejada

una decisión: dejo que salga o no el sol mañana.
**
Imagen: tomada de revista dinamo.

No hay comentarios:

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char