miércoles, 8 de octubre de 2014

Sin embargo creo reconocer esa oscuridad

FRANCISCO BITAR 
Tomada de todasantafe

(Santa Fe, Argentina, 1981)


DE LAS FUERZAS SUPREMAS
A LAS FUERZAS ELEMENTALES

Día ventoso, nubes dóciles
perdiéndose hacia el oeste
por la zona de los hospitales
donde a último momento se las confunde
con la cama vacía de alguien
que se recuperó de una enfermedad
o de otro que usó la suya
hasta las últimas consecuencias.
Es un aire donde una chica
podría apoyar su vestido y hacerlo flotar,
sopla para nosotros, oh dios de las bombachas.
En la puerta de las lavanderías
se siente al pasar
el vapor tibio de las planchas
al contacto con la tela
y el efluvio te arrastra a pensar
en los méritos necesarios
para ganarse la ropa limpia,
una mujer, una cuerda donde secarla,
sobre todo un caudal suficiente
para mezclarlo con jabón.
Como ocurre con el cuerpo
el 70% es agua,
con el 30 real
he arruinado mi vida.
***

Si estás solo en tu casa
una ciudad crece en el patio
el té tiene gusto a una frase bien hecha
en los objetos resplandece el último uso:
la sábana trabajada de dormir vestido
la alfombra del baño
donde juntaron los pies descalzos
mujeres sin amor

Si estás solo en la casa
y se viene la noche, cuidado:
nunca vi un gato
caer de otra forma que parado
en cambio vi a muchos hombres
caer de cabeza
lo que obliga a saber con precisión
si uno está solo como un gato
o solo como muchos hombres

Un cambio de estación
es un viento nocturno
que agita el altillo
de todos los amores superados

Si tu casa quedó sola
no te acerques a las puertas

Hay más frío cerca de las puertas.
***
Manual para retroceder una cajita de música

Tenés que darle dos veces
a la puerta de la habitación
para que cierre definitivamente.
Entre el primer golpe y el segundo
hay tiempo de sobra para que entren al cuarto
los olores de una noche caliente:
olor a tierra húmeda del jardín,
a las hojas mojadas del helecho
creciendo en un vaso plástico
de a litro de fernet.
A veces las plantas no hacen
lo necesario durante el día
como par dormir de noche
y se las puede sentir desde la habitación
agitadas por el recuerdo
de la mujer que las cuidó.
Sobre la base de los tallos
o entre las hojas más largas
que tocan el cantero,
el agua de riego no refleja
las luces superiores, sino
los espacios oscuros de la noche,
la distancia entre las estrellas,
la negra separación.
***
El corazón es la caja del cuerpo

Bordeo la ciudad
donde vivimos juntos hace años,
la sobrevuelo en realidad
desde la autopista levantada
sobre el lomo de una elevación.
A lo lejos hay unas pocas luces
y me veo en la tarea inútil
de buscar nuestra casa
en la más cerrada oscuridad.
Sin embargo creo reconocer esa oscuridad.
Escribo esto en el bolso
a la luz del celular
aunque no tan adentro
como para que mi vecino no despierte.
Yo también soy poeta -me dice-. Escribo sobre el amor.
***
De CUESTIONARIO SCHMIDT



1.     qué objetos te acompañaron toda tu vida?

El auto. No siempre el mismo auto, claro. Una imagen del auto, el modo en que reparte los lugares de la familia: el padre al volante, la madre al lado, atrás mi hermano y yo. Primero fue un di tella negro, después un fiat 147 prestado durante dos años, un r 12 break que se fundió en dos meses, un citroen 3cv que mi viejo ataba cada noche al fresno de enfrente con una cadena que salía del amortiguador. Entre la break y los primeros tiempos del citroen, tuvimos dos autos porque nadie quería comprar la break ni llevársela de ahí. Al final, un duna. En ese momento se cortó la relación con los autos de mi viejo, justo cuando él empezaba a repuntar y vendrían autos incluso mejores. Yo no tengo uno, pero todavía me llaman la atención los pocos di tella que andan dando vueltas, el auto con que mi viejo llevaba a mi vieja a su trabajo en el frigorífico.

2.     sentís presencias, voces, músicas del trasmundo?

No.

3.     qué pensás de la rosa, los anillos, el mar y los tatuajes?

Cuando mis viejos se separaron por segunda vez, le robé a mi vieja el anillo de bodas y se lo regalé a una chica. No la recuperé. Pienso que los anillos no sirven para nada.

4.     cuál es tu superstición?

El trabajo.

5.     en qué parte del cuerpo, el aire o el paisaje sentís la poesía?

Si es mala, en el estómago.

6.     escribís mientras escribís o antes o después?

Escribo mientras escribo. Antes y después, corrijo.

7.     qué autores no releerías?

Muchos. Por suerte, cada vez son más.

8.     de los poetas que conociste cuál, cuales te parecieron que unían su vida a sus palabras?

Ninguno. Menos los que trataban de hacerlo.

9.     qué, quién, quiénes escribe en vos?

No sé. Un libro tiene mucho que ver con mi hermano, otro con una casa, los tres con mi mujer.

10. vuelven algunas palabras, algunos temas o algunos climas?

Vuelve una escena de escritura: mi casa está cerca de la cervecería y cada tarde se siente en todo el barrio el olor al malteado de la cebada. Siempre tengo una cerveza en la heladera. Mi mujer no vuelve del trabajo hasta la noche.

11. en tu vida, la poesía como propósito, destino o circunstancia?

Ninguna de las tres.

12. qué quisieras leer mañana, que quisieras releer para siempre?

Releo lo que me sirve para trabajar. Hay constantes: Chejov, Joyce, Scott Fitzgerald, Ashbery, Carver, Juan Manuel Inchauspe.

13. qué pensás del romanticismo alemán?

Que hizo estragos.

14. el silencio, la soledad, la transparencia, el orden, adentro, afuera, a veces, nunca?

La determinación.

15.  qué fue lo imposible?

Escribir el libro de mi ciudad. Espero hacerlo.

16. la poesía es una arma cargada de futuro, pasado, eternidad?

No sé. Te respondo en veinte años.

17. la poesía es literatura?

Este último verano vino una poeta a visitarnos. La mañana del domingo en que se iba, mientras hojeábamos el diario, dijo: “Fulanito y yo somos los únicos poetas profesionales de mi aldea” porque había aparecido una nota de Fulanito en el suplemento literario. Pensé qué disparate. Después lo pensé mejor. Y sí; un poema tiene incorporado una determinada cantidad de trabajo y se trabaja todos lo días en el poema. Hay becas, talleres literarios, instancias de legitimación. Sí, la poesía es literatura, la poeta tenía razón en eso. En lo otro no: hay más poetas que ella y Fulanito en esa aldea.

18. qué lugar ocupa la poesía argentina en Latinoamérica y en la lengua castellana?

No estoy seguro de que exista la poesía argentina. Si existe, no estoy seguro de qué cosa sea y, en ese caso, preferiría no saberlo.

19. cuáles poetas argentinos te parece que deberían estar y no están?

Me parece que hay poetas que todavía no están del todo, pero que ya van a estar de lleno, los nacidos en los 80s: Miguel Ángel Petrecca, Julián Bejarano, Carlos Godoy, Gerardo Jorge, Luciano Lamberti, Matías Heer, Carlos Gradín, Eloísa Oliva, Alfredo Jaramillo, Pablo Natale, Mariana Suozzo, Federico Leguizamón, Martín Maigua. Alguno más.

20. alguien te llevó o fuiste solo a esa palabra oscura?

Solito.

21. fuera de la poesía que campo del arte te interesa?

El cine y la música. Las fotos de Miguel Grattier y Federico Inchasupe. Me gusta el baile pero solamente por motivos egoístas. Cuando pasa el fin de semana y no salgo a bailar siento como si fuera a trabajar sin dormir.

22. la poesía es una tarea del espíritu o una emanación de la historia ¿hay espíritu, hay historia?

Hay de los dos.

23. cuál es la mayor dificultad en la relación existencia-poesía?

Cuando una de las dos falta.

24. quisieras responder otras preguntas, quisieras hacer otras preguntas?

No. Acá están todas. Buenísimo.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char