lunes, 27 de octubre de 2014

Yo estaba equivocado, bastante equivocado




Richard Aldington
(Inglaterra, 1892-1962)

Dos versiones de "Soliloquio"
Traducción Ignacio Pemán Gavín

Yo estaba equivocado, bastante equivocado;
Los cadáveres no siempre son carroña.
Tras el avance,
Mientras atravesábamos las destrozadas trincheras
Que había abandonado el enemigo,
Encontramos, yaciente sobre la posición de fuego,
Un soldado inglés muerto,
Ensangrentada su vendada cabeza
Con su rígida mano izquierda acariciando la tierra
De una hermosura indescriptible,
De colores más delicados que en un sublime Goya,
Y más austero y encantador en su reposo
Que la mano de Angelo jamás hubiera podido tallar en piedra.
*
Traducción José María Navarro Viñuales

Estaba equivocado, plenamente equivocado:
Los muertos no siempre son mera carroña.

Tras avanzar,
Mientras atravesábamos las desarboladas trincheras
Que el enemigo acababa de abandonar,
Encontramos, reclinado sobre una posición de tiro,
El cadáver de un soldado inglés,
Su cabeza ceñida por unos vendajes ensangrentados,
El puño izquierdo colgaba rozando la tierra,

Más bello que lo que uno pueda expresar,
Con unos colores más delicados
Que los de un perfecto Goya,
Y más austero y adorable en su reposo
Que lo que nunca pudo tallar en piedra
La mano de Miguel Ángel.
*

I was wrong, quite wrong;
The dead men are not always carrion.

After the advance,
As we went through the shattered trenches
Which the enemy had left,
We found, lying upon the fire-step,
A dead English soldier,
His head bloodily bandaged
And his closed left hand touching the earth,

More beautiful than one can tell,
More subtly coloured than a perfect Goya,
And more austere and lovely in repose
Than Angelo’s hand could ever carve in stone.

***
EPIGRAMAS

NUEVO AMOR

Tiene nuevas hojas
después las flores muertas
como el pequeño almendro
que el cierzo hirió.
*
ANOCHECER

Las chimeneas, en fila,
recortan el claro cielo.
La luna,
ceñida por un jirón de gasa,
se posa entre ellas, Venus desmañada.

Y yo la miro con lujuria
desde el fregadero de la cocina.
*
CREPÚSCULOS

El lívido cuerpo de la tarde
se rasga en jirones escarlata
tajado, desgarrado, incandescente
hasta el carmesí,
decorado irónicamente
con guirnaldas de niebla.

Y el viento
que sopla sobre Londres desde Flandes
tiene un sabor amargo.
*
INSOUCIANCE

Al entrar y salir de las trincheras lúgubres,
afanoso y alegre bajo las estrellas,
me invento pequeños poemas
delicados como una bandada de palomas.

Remontan el vuelo, palomas de ala blanca.
*
SEPULCROS VIVIENTES

En una noche helada
cuando habían callado los fusiles,
me apoyé en la trinchera
a inventarme jaikús
con la luna, las flores y la nieve.

Pero el espectral correteo
de las enormes ratas
hinchadas del festín de carne humana
me sobrecogió de horror.

Traducción: Josefina González de la Garza
Tomados de UNAM

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char