martes, 12 de mayo de 2015

Cualquier madrugada habla de esto

RAYMOND CARVER

(EE.UU., 1939-1988)

Felicidad

Tan temprano que todavía está casi oscuro.
Me acerco a la ventana con un café,
y las cosas habituales tan temprano a la mañana
que pasan por el pensamiento.
Cuando veo al chico y su amigo
caminando por la calle
para repartir el diario.
Llevan gorras y remeras,
y uno de los chicos tiene una bolsa al hombro.
Son tan felices
no están diciendo nada estos chicos.
Creo que si pudieran, se tomarían
del brazo.
Es temprano en la mañana,
y están haciendo estas cosas juntos.
Vienen, lentamente
El cielo está esclareciendo,
aunque la luna todavía cuelga pálida sobre el agua.
Esta belleza que por un minuto
la muerte, la ambición, incluso el amor,
no entran en esto.
La felicidad. Llega
inesperadamente. Y va más allá, en realidad,
cualquier madrugada habla de esto.
**
HAPPINESS

So early it's still almost dark out. 
I'm near the window with coffee, 
and the usual early morning stuff 
that passes for thought. 
When I see the boy and his friend 
walking up the road 
to deliver the newspaper. 
They wear caps and sweaters, 
and one boy has a bag over his shoulder. 
They are so happy 
they aren't saying anything, these boys. 
I think if they could, they would take 
each other's arm. 
It's early in the morning, 
and they are doing this thing together. 
They come on, slowly. 
The sky is taking on light, 
though the moon still hangs pale over the water. 
Such beauty that for a minute 
death and ambition, even love, 
doesn't enter into this. 
Happiness. It comes on 
unexpectedly. And goes beyond, really, 
any early morning talk about it.

(Raymond Carver - versión Hugo Zonáglez)

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char