martes, 27 de octubre de 2015

Cuando el dolor ya no duele

Aída Roisman

(Córdoba, Argentina, 1937-2014)

VI
cuando el dolor ya no duele
y se ha olido y saboreado
lo adverso con deber
de hormiga llana
carreta en subida a casa
cuando completa en amantes
y parientes
se sujetan fantasmas a las puertas
es tal vez la hora de las viejas ceremonias
de este árbol indiviso y testigo que me invita
y de las fronteras que me ligan a ti
agónicamente
humano
*

de Dos sentencias, Babel Editorial, Córdoba, 2012

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char