jueves, 5 de noviembre de 2015

Habla y escribe lo que ves y escuchas

DIEGO ROEL
Tomada del blog lospoetasnovanalcielo

(Temperley, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1980)

¿Se puede mencionar algún rasgo en particular que defina tu estilo de escritura?
–Supongo que sí. Pero no me gusta definir. Porque mi búsqueda está en lo abierto, en lo que se escapa siempre. Me atrae la idea de falsificación, como la entendía Edmond Jabes. Uno de sus rabinos imaginarios proclamaba: “Y tú escribirás mi libro falsificándolo, y esa falsificación será el tormento que te agitará en extremo. Mi libro falsificado inspirará otro, y éste, otro, y así hasta el fin de los tiempos; pues larga será tu descendencia. Oh, hijo y nieto del pecado de escribir, la mentira será vuestra respiración, y la verdad, vuestro silencio”.
(Tomado de 10preguntaspara1poeta.)
***

Cuando llegué al estómago del Pez
vi grandes bosques y montañas,
vi lo que nace debajo del suelo,
lo que late y pugna por salir, lo que respira.

Vi pájaros en pleno vuelo, animales sin cuerpo.

Cuando llegué al estómago del Pez
olvidé mi nombre y el nombre de mis padres.
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Pero ¿es verdad lo que dicen?
¿Dejé mis huesos en el cuerpo del cetáceo?
¿Pasé tres días y tres noches en el vientre del silencio?

¿Me arrojaron los hombres al mar,
a la cavidad azul del precipicio?

De Dice Jonás, El Mono Armado, Buenos Aires, 2015.
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Patmos

A la edad de cuarenta y dos años y siete meses
una llama blanca descendió del cielo abierto
y sacudió todas mis vísceras:
fui tocada por la santa divinidad.

El eterno resplandor me dijo:
habla y escribe lo que ves y escuchas.

Entonces la Luz Viviente abrió mis ojos
y vi las columnas que sostienen el planeta.
Vi al leopardo, al oso y al león,
un círculo de aire tenue, una rueda perfecta.

Sí, vi una mano que ata y desata al mismo tiempo.

Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito.
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Historia natural         

Dios imprimió estas visiones en mi alma.
mis manos sujetan
la última espiga del verano.

Oh alma fugitiva, sé fuerte  
y vístete con la armadura de la luz.
Hildegard von Bingen
Ordo virtutum

De Via Lucis, Ed. Del Dock, 2015

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char