DANIEL FREIDEMBERG
(Resistencia, Chaco, Argentina, 1945)
ABRIL
Acá la noche. La
……hilera de luces
de la avenida, atrás,
y acá, ahora, alta, en la
noche, una estrella.
………….¿La misma?
No sé: una es-
trella, al-
go ahí, en
………lo alto
del mundo, en
el mundo,
que brilla,
como si
fuera a irse,
o no alcanzara
del todo a llegar.
Ni la palabra
ni el recuerdo:
una estrella,
tic de luz
puesto, vaya a
saber por
quién o qué, a brillar
sobre lo negro del presente,
y acá el presente, con
estrella y todo.
Estrella y
todo:
un gran
telón de escombros
se arrumba al fondo:
ni un comienzo ni un fin.
Miro esa luz que
la palabra “estrella” no toca.
**
Abril (XIX)
¿La lírica?, eso que
llaman “yo”,
tomarlo
y arrojarlo a los perros.
**
Abril (XVII)
Poesía para con-
mover? Hipó-
crita lector, lo
toma o lo
deja, el destino
ladra en
el horizonte
abandonado.
Eso que ardió en
la pira de
las palabras
no ardió, no
pasó nada,
pero ardió.
Ahora vengan
y digan lo que
corresponda,
ladra el destino en
el horizonte, las
horas y los años pasan
en ese o en
otro horizonte, y
se van, como
se van yendo
las palabras. Ardió.
De Abril (Barnacle Libros, 2016)
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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