miércoles, 12 de abril de 2017

Las palabras no esperan

Roberto Juarroz 
(Argentina 1925-1995)

De Décima poesía vertical

He llegado a soñar con las palabras.
Las palabras no me dejan dormir.
Me golpean desde atrás del decorado,
personajes subversivos
que hasta llegan a rasgar el telón
para cambiar siempre la obra.

Las palabras no esperan.
¿Hasta cuándo durarán?
Son como gotas de sangre
que van cayendo sobre el texto
y también a veces en el margen.

Pero no les bastan las figuras del día,
la vigilia ilustrada entre la vida y la muerte.
El texto es infinito
y también lo es el margen.

Quizá el texto debiera estar en el margen.
El sueño es una región abandonada
o por lo menos disponible
para la entrada necesaria del verbo.
**

El día en que sin saberlo
hacemos por última vez una cosa
mirar una estrella,
atravesar una puerta,
amar a alguien,
escuchar cierta voz
si algo nos advirtiera
que nunca volveremos a hacer eso,
probablemente la vida se detendría
como un muñeco sin niño ni resorte.
.
Sin embargo, cada día
hacemos algo por última vez
mirar un rostro,
llamarse con su propio nombre,
terminar de gastar un zapato,
probar un temblor
como si la primera vez o la milésima
pudiera preservarnos de la última.
.
Nos haría falta un tablero
con todas las entradas y salidas marcadas,
donde se anuncie claramente, día por día,
con tiza de colores y con vocales
qué le toca terminar a cada uno,
hasta cuándo se hace cada cosa,
hasta cuándo se vive
hasta cuándo se muere.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char