ADÉLIA PRADO
Adélia Luzia Prado Freitas
(Divinópolis, Minas Gerais, Brasil, 1935)
Lectura
Era un patio sombreado y un muro alto de piedras.
Los manzanos de frutos extemporáneos,
de cáscara roja, de oscurísimo vino,
el gusto exquisito de las cosas deseadas fuera de su tiempo.
A lo largo del muro había cántaros de barro.
Comía manzanas, bebía la mejor agua,
sabiendo que allá afuera el mundo
se había detenido por el calor.
Después encontré a mi padre,
que me hizo fiesta y no estaba enfermo y ni había muerto,
por eso reía, los labios de nuevo y la cara circulados de sangre,
procuraba hacer algo para gastar su alegría:
¿dónde está mi formón, mi caña de pescar,
dónde mi encendedor, mi pocillo de café?
Siempre sueño que una cosa engendra,
nada está muerto nunca.
Lo que no parece vivo, abona.
Lo que parece estático, espera.
**
Lo que la musa eterna canta
Cese de una vez mi vano deseo
de que el poema sirva para todas las hambres.
Un jugador de futbol llegó a a declarar así:
"Me da rabia que me llamen intelectual,
soy un hombre como todos los otros".
Ah, qué sabiduría, como todos los otros,
a quien le bastó descubrir:
si quiero letras es para pedir empleo,
agradecer favores, escribir mi nombre completo.
Lo demás es línea mal-trazada.
**
Atávica
Mi madre me daba el pecho y yo escuchaba,
el oído pegado a la fuente de sus suspiros:
"Oh, Dios mío, mi Jesús, misericordia".
Comía leche y culpa de estar alegre cuando lo estoy.
Si me hubiese quedado en el campo sería plañidera,
rezadora de rosario cantadora,
lo que en la vida es belleza sin deslumbramientos,
las tristezas maravillosas.
Mas vine a la ciudad a hacer
versos tan tristes que dan gusto.
Mi Jesús, misericordia.
Por el placer de la tristeza vivo alegre.
**
Antes del nombre
No me importa la palabra, la palabra común
lo que quiero es el espléndido caos de donde emerge la sintaxis
los sitios oscuros donde nacen: de, sino,
el, sin embargo, que, esta incomprensible
muleta que me apoya.
Quien entiende al lenguaje, entiende a Dios,
cuyo Hijo es Verbo. Muere quien entiende.
La palabra es disfraz de una cosa más grave, sorda-muda,
fue inventada para ser callada.
En momentos de gracia, infrecuentísimos,
se le podrá atrapar: un pez vivo con la mano.
Puro susto y terror.
Versiones de José Francisco Navarro
Tomados del blog huellasenlacienaga
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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