Jorge García Sabal
(Balcarce, Buenos Aires, 1948, CABA, Argentina, 1996)
20
Ahora es la hora de acordarnos: somos
nosotros, no hay nada que temer: no hay
nubes negras en ninguna parte y el sol
repetirá su lado de sombra. No hay nada que temer.
Está en orden la rueda del mundo, y la vida
sigue más allá de nosotros, mientras remamos
hacia algo que nos esquiva y arrastra:
sombra, sol, pies, espejos que se hunden,
botes haciendo agua, pasillos hacia abajo.
Ahora que todo es piedra y arena y no buscamos
algo perdido en otra vida, es la hora de andar
solos entre lluvias y barro, la hora de ir
entre pasado y futuro, en agua, hoyo de agua,
espiral, lazo en la garganta. Es ahora la hora.
De Sutura, Libros de Tierra Firme,1994.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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