(Monemvasia, Grecia, 1909-Atenas, id., 1990)
El día de un enfermo
Todo el día, un olor a tablas podridas, húmedas
-se secan y humean al sol. Los pájaros
miran un momento por los tejados y se van.
Por la noche, en la vecina taberna, se reúnen los sepultureros,
comen pescado frito, beben, cantan
una canción con muchos agujeros oscuros.-
Desde allí adentro, comienza a soplar un viento suave
y tiemblan las hojas, las luces y el papel de los anaqueles.
***
Gesticulación ambigua
Es así, lo quiere exactamente así, y lo confiesa. Este blanco,
color, y a un tiempo luz, cuerpo incorpóreo,
superblanco, sí, en cada noche, nutritivo en cada carencia,
asequible e intransferible. También esto lo confiesa.
Y claro, hizo
un movimiento de prestidigitador vulgar, volcando
el recipiente sobre la mesa. Temimos por un momento
que se fuese a derramar la leche. Pero no; sobre la mesa
el blanco quedó solidificado, conservando perfectamente
la forma interior del recipiente, como el ídolo primitivo
de un dios conocido nuestro. Sólo alguien dijo: "Ahora
no podemos beber la leche". Él sonrió
como si ya estuviese harto. Pero ¿harto de verdad?
Traducción de Juan Ruiz de Torres
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