e.e.cummings
(EE.UU., 1894-1962)
El viento es una Señora
I
el viento es una Señora de
esbeltos ojos finos(que
se mueve)al atardecer
y que–toca las
colinas sin motivo
(hablé con esta
indubitable y verde persona “¿Sos
vos el Viento?” “Sí” “¿por qué tocás las flores
como si no estuvieran vivas, como
si fueran ideas?” “porque, señor
las cosas que brotan de mi mente van
a tropezar dentro de un torpe disfraz, parecer
capaces de fragilidad e indecisión
–no suponga que no tienen
ninguna razón y que sí
las rosas y montañas
que son diferentes del yo que soy que vaga
inminentemente a través del mundo renovado”
me dijo el) viento siendo Una señora en verde
vestido, que; toca: los campos
(al atardecer)
Versión de Tom Maver
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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