viernes, 27 de enero de 2012

A ella la palabra lograda al silencio

Más poemas de PAUL CELAN
(Rumanía, 1920-Francia, 1970)

UNA MANO

La mesa de madera de las horas, con
el manjar de arroz y el vino
Se
calla, se come, se bebe.

Una mano que besé
alumbra las bocas.


Versión de Patricia Gola
***
Argumentum e silentio


                             Para René Char


A la cadena atada
entre oro y olvido:
la noche.
Ambos quisieron prenderla.
Ambos consintió en su hacer.


Pon,
pon también ahora allí lo que quiere
albear del crepúsculo junto a los días:
la palabra sobrevolada de estrellas,
sobrebañada de mar.


A cada uno la palabra.
A cada uno la palabra que le cantó,
cuando la jauría le atacó por la espalda -
A cada uno la palabra que le cantó y quedó helada.


A ella, a la noche,
lo sobrevolado de estrellas, lo sobrebañado de mar,
a ella lo logrado al silencio,
cuya sangre no cristalizó cuando el colmillo del veneno
traspasó las sílabas.


A ella la palabra lograda al silencio.


Contra las otras que pronto,
prostituidas por las orejas de los desolladores,
también trepan por el tiempo y los tiempos,
testimonia por último,
por último, cuando sólo cadenas resuenan,
testimonia por la que allí yace
entre oro y olvido,
hermana de ambos de siempre 


¿Pues dónde
alborea, di, sino en ella,
que en la cuenca de su río de lágrimas
a los soles sumergiéndose la semilla muestra
una y otra vez?


Versión de José Luis Reina Palazón
***
CRISTAL


No busques en mis labios tu boca,
ni en la puerta al extraño,
ni en el ojo la lágrima.
Siete noches más arriba 
pasa el rojo hacia el púrpura,
siete corazones más adentro 
insiste la mano en la puerta,
siete rosas más tarde 
se escucha el rumor de la cisterna.


De noche, cuando el péndulo del amor
oscila entre el siempre y el nunca jamás,
tu palabra derriba las lunas del corazón
y tu ojo azul -borrascoso- 
le entrega el cielo a la tierra.
Desde una lejana arboleda 
oscurecida por el sueño 
llega hasta nosotros el aliento
y lo que perdimos transita inmenso 
como un espectro del futuro.
Lo que ahora se hunde y se levanta
quiere lo sepultado en la entraña:
ciego como la mirada que cambiamos,
el tiempo lo besa en la boca. 


Versión de José María Pérez Gay
***

Una hoja sin árbol
                                             Una hoja, sin arbol
                                          para Bertold Brecht:



¿Qué tiempo es éste
en el que una conversación
es casi un crimen
porque incluye
tantas cosas explícitas?


Versión de José Ángel Valente

 **

Imagen: Silla de Gauguin, Vincent van Gogh.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char