lunes, 26 de marzo de 2012

También te esculpes en domingo

GOTTFRIED BENN
(Alemania, (1886-1956)

Circulación

La solitaria muela de una puta
una muerta sin nombre
llevaba una corona de oro.
Las demás se habían desprendido
como por un secreto acuerdo.
Ésta la extrajo el sepulturero para sí.
Porque, decía,
sólo la tierra debe volver a la tierra.
***
Es que son humanos

"Tener las ideas confusas y no saber escribir
no es surrealismo."

Es que son humanos, se piensa
cuando el camarero choca con una mesa,
una mesa invisible,
una mesa de clientes habituales, o algo parecido, en un rincón,
es que son gente sensible, sibaritas,
que seguro tienen también sus sentimientos y sus penas.

Tan solo no estás
en tu confusión, inquietud, en tus temblores,
también aquí habrá duda, vacilación, inseguridad,
si bien en la conclusión de los negocios,
lo humano universal,
en formas de economía,
¡también allí!

Infinita es la pena de los corazones
y general,
pero, ¿han amado alguna vez
(fuera de la cama)
ardiendo, consumidos, sedientos de desierto,
después de un zumo de melocotón
que viene de una boca lejana,
sucumbiendo, ahogándose
en la incompatibilidad de las almas ? -
no se sabe, tampoco
se puede preguntar al camarero
que junto a la caja registradora
teclea la nueva cerveza,
ansioso de tickets,
para apagar una sed de otro tipo,
pero que viene de muy hondo.
***
PEQUEÑO ÁSTER

El cadáver del conductor
de un camión de cerveza
fue alzado sobre la camilla.
Alguien le había colocado entre los dientes
una pequeña flor
oscura —clara— lila.
Cuando le saqué el paladar y la lengua
desde el pecho
con un largo cuchillo
debajo de la piel
he debido rozarla
porque la flor se deslizó
hacia el cerebro vecino.
La guardé en el tórax
entre el aserrín
cuando lo cosían.
¡Bebe hasta la saciedad en tu florero!
¡Descansa en paz,
pequeño áster!
***
Hombre y mujer deambulan por el pabellón de los cancerosos

El hombre:
En esta hilera hay vientres descompuestos
y en esta otra hay pechos descompuestos.
Cama apesta junto a cama. Las enfermeras se turnan cada hora.

Ven, levanta esta cobija.
Mira este grumo de grasa y humores podridos;
esto alguna vez fue importante para este hombre
y fue también delirio y patria.

Ven, mira esta cicatriz en el pecho.
¿Notas el rosario de blandos nudos?
Toca sin temor. La carne es blanda y no duele.

Esta mujer sangra como si treinta cuerpos tuviera.
Nadie puede tener tanta sangre.
A esta otra recién le extrajeron
un niño del canceroso seno.

Se les permite dormir. Día y noche. A los nuevos
se les dice: aquí se duerme hasta sanar. Sólo los domingos
se les deja despiertos un rato, para las visitas.

Pocos alimentos se ingieren. Las espaldas
están en carne viva. Ves las moscas. A veces
los lava una enfermera, como se lavan los bancos.

Aquí el camposanto sube hacia cada lecho.
Carne se adelgaza. Fuego vital se pierde.
Humores coagulan. Tierra llama.
***
Poema

¿Qué significan estas compulsiones,
palabra, imagen, cálculo -a medias?,
¿qué hay en ti?, ¿de dónde estos impulsos
de un callado sentir entristecido?

Confluye en ti desde la nada todo,
viene de cosas sueltas, de un potpourri;
coges allí cenizas, allí llamas,
las esparces, apagas y proteges.

Sabes bien que no puedes abarcarlo,
rodéalo, el verde seto
en torno a aquello y esto; relajado,
pero también proscrito en el recelo.

Estás en juego día y noche,
también te esculpes en domingo
y en la juntura incrustas tú la plata,
la dejas luego, es ella: es el ser.
***
Venid

Venid y conversemos,
quien habla no está muerto,
mas se agitan ya llamas
junto a nuestra penuria.

Venid, “azul” digamos;
venid, digamos “rojo”,
oímos, escuchamos, miramos,
quien habla no está muerto.

Tú solo en tu desierto,
en el espanto de tu Gobi -
te vuelves solitario, sin un busto,
sin nadie a quien hablar y sin mujeres,

y cerca del rompiente
tú conoces la barca,
débil y vacilante; -
venid, moved los labios,
quien habla no está muerto.

Versiones de Eustaquio Barjau
***
FRENTE A UN MAIZAL

Frente a un maizal él dijo:
La fabulada veracidad del aciano
es un agradable tópico para las pintoras.
Mas yo prefiero la profunda ópera de la amapola.
Te hace pensar en sanguinolenta ropa y menstruación.
En sufrimiento, quejidos, hambruna y estirar la pata-
en pocas palabras: el turbio derrotero del hombre.

Traducción de Daniel Rojas Pachas
**
Foto: tomada de lacallepassy061.blogspot.com

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char