viernes, 16 de noviembre de 2012

A oscuras escucho

Tomada del blog El establo de Pegaso

John Keats
(Londres, Inglaterra, 1795-Roma, Italia, 1821)

De sus cartas
(Fragmentos)

“… de golpe advertí cuál era la cualidad que hace a un hombre plenamente realizado, sobre todo en literatura, y que Shakespeare poseía tan enormemente: quiero decir la capacidad negativa, o sea, la del hombre capaz de existir entre incertidumbres, misterios, dudas, sin encarnizarse en alcanzar el hecho y la razón… (…) Esto, estudiado en muchos volúmenes, tal vez no nos llevaría más allá de lo siguiente: que en un gran poeta, el sentido de la Belleza supera toda otra consideración, o más bien anula toda consideración.” (Carta de Keats a sus hermanos George y Tom Keats)
***

"Día a día, a medida que mi imaginación se fortalece, siento que no sólo vivo en este mundo sino en otros mil... De acuerdo con mi estado de ánimo estoy con Aquiles gritando en el combate, o con Teócrito en los valles de Sicilia. Me diluyo en el aire con una voluptuosidad tan delicada que me alegra estar solo..." (John Keats. Carta a Fanny Brawne)
***

Mi querido Brown:

Escribir una carta es para mí la cosa más difícil del mundo. Mi estómago sigue tan mal que me basta abrir un libro para que empeore... Sin embargo estoy mucho mejor que durante la cuarentena. Tengo constantemente la impresión de que mi vida real ha transcurrido ya, y que estoy llevando una existencia póstuma. sabe Dios cómo hubiera sido... pero me parece que... De todos modos no hablaré de esto. No puedo contestar a nada de tu carta, que me siguió de Nápoles a Roma, porque me da miedo mirarla de nuevo. Estoy tan débil (mentalmente) que no puedo apartar la visión de la letra de un amigo a quien quiero tanto como a ti. Sin embargo, sigo en la brecha, y en lo peor, aún en la cuarentena, por pura desesperación amontoné en una semana más juegos de palabras que en cualquier año de mi vida. Un solo pensamiento basta para matarme: estuve bien, sano, alerta, paseando con ella, y ahora... La conciencia del contraste, la sensibilidad a la luz y a la sombra, toda esa información (en el sentido primero de la palabra) necesaria para un poema, son grandes enemigos de la curación de mi estómago. Ahí tienes, bribón: te someto a la tortura. Pero pon a prueba tu filosofía, como lo hago yo con la mía, de lo contrario, cómo podría vivir? El doctor Clark me atiende muy bien; dice que no hay gran cosa en los pulmones, pero asegura que el estómago está muy mal. Estoy gratamente decepcionado con las buenas noticias de George, porque se me ha metido en la cabeza que todos moriremos jóvenes... Servern está muy bien, aunque lleva una vida tan siniestra a mi lado. Escríbele a George tan pronto recibas ésta, y dile cómo estoy, hasta donde puedas adivinarlo; y envía también un billete a mi hermana... Anda por mi imaginación como un fantasma... se parece tanto a Tom. Apenas me es posible decirte adiós, incluso por carta. Te hago la torpe reverencia de siempre.

Dios te bendiga!, John Keats (30-10-1820)
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Oda a un ruiseñor

Me duele el corazón y un pesado letargo
Aflige a mis sentidos, como si hubiera bebido
Cicuta o apurado un opiato hace sólo
Un instante y me hubiera sumido en el Leteo:
Y esto no es porque tenga envidia de tu suerte,
Sino porque feliz me siento con tu dicha
Cuando, ligera dríade alada de los árboles,
En algún melodioso lugar de verdes hayas
E innumerables sombras
Brota en el estío tu canto enajenado.

¡Oh, si un trago de vino largo tiempo enfriado
En las profundas cuevas de la tierra
Que supiera a Flora y a la verde campiña,
Canciones provenzales, sol, danza y regocijo;
Oh, si una copa de caliente sur,
Llena de la mismísima, ruborosa Hipocrene,
Ensartadas burbujas titilando en los bordes,
Purpúrea la boca: si pudiera beber
Y abandonar el mundo inadvertido
Y junto a ti perderme por el oscuro bosque!

Perderme a lo lejos, deshacerme, olvidar
Que entre las hojas tú nunca has conocido
La inquietud, el cansancio y la fiebre
Aquí, donde los hombres tan sólo se lamentan
Y tiemblan de parálisis postreras, tristes canas,
Donde crecen los jóvenes como espectros y mueren,
Donde aún el pensamiento se llena de tristeza
Y de desesperanzas, donde ni la Belleza
Puede salvaguardar sus luminosos ojos
Por los que el nuevo amor perece sin mañana.

¡Lejos! ¡Muy lejos! He de volar hacia ti.
No me conducirán leopardos de Baco
Sino unas invisibles y poéticas alas;
Aunque torpe y confusa se retrase mi mente:
¡Ya estoy contigo! Suave es la noche
Y tal vez en su trono aparezca la luna
Circundada de mágicas estrellas.
Pero aquí no hay luz, salvo la que acompaña
Desde el cielo el soplo de la brisa cruzando
El oscuro verdor y veredas de musgo.

No puedo ver qué flores hay a mis pies
Ni el blando incienso suspendido en las ramas,
Pero en la embalsamada oscuridad presiento
Cada uno de los dones con los que la estación
Dota a la hierba, los árboles silvestres, la espesura:
Pastoril gelantina y blanco espino,
Violetas marcesibles recubiertas de hojas
Y el primer nuevo brote de mediados de mayo,
La rosa del almizcle rociada de vino,
Morada rumorosa de moscas en verano.

A oscuras escucho. Y en más de una ocasión
He amado el alivio que depara la muerte
Invocándola con ternura en versos meditados
Para que disipara en el aire mi aliento.
Ahora más que nunca morir parece dulce,
Dejar de existir sin pena a medianoche
¡Mientras se te derrama afuera el alma
En semejante éxtasis! Seguiría tu canto
Y te habría escuchado yo en vano:
A tu réquiem conviene un pedazo de tierra.

¡No conoces la muerte, Pájaro inmortal!
No te hollará caído generación hambrienta.
La voz que ahora escucho mientras pasa la noche
Fue oída en otros tiempos por reyes y bufones;
Tal vez fuera este mismo canto el que una senda
Encontró en el triste corazón de Ruth, cuando
Enferma de añoranza, se sumía en el llanto
Rodeada de trigos extranjeros,
La misma que otras veces ha encantado mágicas
Ventanas que se abren a peligrosos mares
En prodigiosas tierras ya olvidadas.

¡Olvidadas! El mismo tañer de esta palabra
Me devuelve, ya lejos de ti, a mi soledad.
¡Adiós! La Fantasía no consigue engañarnos
Tanto, duende falaz, como dice la fama.
¡Adiós! Tu lastimero himno se desvanece
Al pasar por los prados vecinos, el tranquilo
Arroyo y la colina; ahora es enterrado
En los calveros del cercano valle.
¿He soñado despierto o ha sido una visión?
Ha volado la música. ¿Estoy despierto o duermo?

Trad.: Rafael Lobarte
**
My heart aches, and a drowsy numbness pains 
    My sense, as though of hemlock I had drunk, 
Or emptied some dull opiate to the drains 
    One minute past, and Lethe-wards had sunk: 
'Tis not through envy of thy happy lot, 
    But being too happy in thine happiness, - 
        That thou, light-winged Dryad of the trees, 
                In some melodious plot 
    Of beechen green and shadows numberless, 
        Singest of summer in full-throated ease.
O, for a draught of vintage! that hath been 
    Cool'd a long age in the deep-delved earth, 
Tasting of Flora and the country green, 
    Dance, and Provençal song, and sunburnt mirth! 
O for a beaker full of the warm South, 
    Full of the true, the blushful Hippocrene, 
        With beaded bubbles winking at the brim, 
                And purple-stained mouth; 
    That I might drink, and leave the world unseen, 
        And with thee fade away into the forest dim:

Fade far away, dissolve, and quite forget 
    What thou among the leaves hast never known, 
The weariness, the fever, and the fret 
    Here, where men sit and hear each other groan; 
Where palsy shakes a few, sad, last gray hairs, 
    Where youth grows pale, and spectre-thin, and dies; 
        Where but to think is to be full of sorrow 
                And leaden-eyed despairs, 
    Where Beauty cannot keep her lustrous eyes, 
        Or new Love pine at them beyond to-morrow.

Away! away! for I will fly to thee, 
    Not charioted by Bacchus and his pards, 
But on the viewless wings of Poesy, 
    Though the dull brain perplexes and retards: 
Already with thee! tender is the night, 
    And haply the Queen-Moon is on her throne, 
        Cluster'd around by all her starry Fays; 
                But here there is no light, 
    Save what from heaven is with the breezes blown 
        Through verdurous glooms and winding mossy ways.

I cannot see what flowers are at my feet, 
    Nor what soft incense hangs upon the boughs, 
But, in embalmed darkness, guess each sweet 
    Wherewith the seasonable month endows 
The grass, the thicket, and the fruit-tree wild; 
    White hawthorn, and the pastoral eglantine; 
        Fast fading violets cover'd up in leaves; 
                And mid-May's eldest child, 
    The coming musk-rose, full of dewy wine, 
        The murmurous haunt of flies on summer eves.

Darkling I listen; and, for many a time 
    I have been half in love with easeful Death, 
Call'd him soft names in many a mused rhyme, 
    To take into the air my quiet breath; 
Now more than ever seems it rich to die, 
    To cease upon the midnight with no pain, 
        While thou art pouring forth thy soul abroad 
                In such an ecstasy! 
    Still wouldst thou sing, and I have ears in vain - 
        To thy high requiem become a sod.

Thou wast not born for death, immortal Bird! 
    No hungry generations tread thee down; 
The voice I hear this passing night was heard 
    In ancient days by emperor and clown: 
Perhaps the self-same song that found a path 
    Through the sad heart of Ruth, when, sick for home, 
        She stood in tears amid the alien corn; 
                The same that oft-times hath 
    Charm'd magic casements, opening on the foam 
        Of perilous seas, in faery lands forlorn.

Forlorn! the very word is like a bell 
    To toll me back from thee to my sole self! 
Adieu! the fancy cannot cheat so well 
    As she is fam'd to do, deceiving elf. 
Adieu! adieu! thy plaintive anthem fades 
    Past the near meadows, over the still stream, 
        Up the hill-side; and now 'tis buried deep 
                In the next valley-glades: 
    Was it a vision, or a waking dream? 
        Fled is that music: -Do I wake or sleep?

2 comentarios:

Jorge Aulicino dijo...

opiate según los diccionarios es opiáceo, convendría haberla traducido

and Lethe-wards had sunk: entiendo que lo que se hunde son las "wards" del Leteo, que no podemos entender como "salas", segýn su primera acepción, sino como custodia, defensa

Irene Gruss dijo...

Agradezco en suma su lectura; Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char