(EE.UU., 1892 - 1982)
La soñadora
Cae la noche, en oscurecidas formas que parecen
Tantear, con misteriosos dedos hacia la ventana -luego-
Descansan en el dormir, envolviéndome, como en un sueño
Fe mía -¡que yo pueda despertar!
Y gotea la lluvia con el mismo triste, insistente ritmo.
Temblando a través del vidrio, inclinándose lacrimosa,
Y suave golpetea, como pequeños pies temerosos.
Fe mía -¡qué tiempo este!
El plumoso fresno aletea; allí sobre el vidrio,
El fuego moribundo lanza un parpadeante rayo fantasmal,
Y luego se cierra en la noche y la lluvia cae suave.
Fe mía -¡qué oscuridad!
***
Una víctima es un estado de declinación
Hay esa verdad que sólo la víctima saborea,
Cuando es joven, y aún toda impregnada de lluvia,
El triturar la pulpa del níspero en la lengua
Que, sin embargo, deshace la boca-
En una vigilia de la tierra
Imbuida de algún tema más importante
Y algún acuerdo más tardío-
Pero en una palada de la tierra
Y de algún tema sutil imbuida,
El vencedor ofrece a la víctima, su Madre.
Ataviado de sigilo,
Doblegado y sacudido por la carnicería (la risa)
Camina alejando de sí, en sí mismo sus huesos.
Versión de Osías Stutman y Rosa Lentini
***
Discante
Su madre dijo
(La que se ocultó mucho tiempo en su madre)
"Yo soy el lugar del nacimiento y los muertos."
"En efecto" dijo él
"Que así sea;
Cedamos cada uno al otro nuestro tigre."
Versión de Osías Stutman i Rosa Lentini
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