sábado, 4 de enero de 2014

Adiós destino paraíso

NATASHA TINIACOS
Tomada de leonardomelero.blogspot.com.ar
(Maracaibo, Venezuela, 1981)

PIE DEL DESESPERO
Según la agencia ambientalista
una lata tarda entre ochenta y doscientos años en descomponerse,
una botella de plástico mil,
el vidrio millones.

Cuánto demorarán estas palabras en encontrar
su primer amanecer:
el día en que se abotonarán la camisa para tomar tu aliento.

Sólo intuyo qué cantidad de calendarios
tomará mi espalda en ceder
porque he aprendido a sobrevivir,
apretar los puños, fruncir el ceño
y esperar mi turno inclinada
donde los niños no hurgan la basura.

**
THE FOOT OF DESPAIR

According to the environmental agency
a can will take between eighty and two hundred years to decompose,
a plastic bottle a thousand,
glass a million.


How long will it take for these words to find
their first sunrise:
the day in which they will button up the shirt to take your breath away.


I can only sense how many calendars
my back will take to give in
because I have learned to survive,
to clench my fists, to frown
and wait for my turn slanted
where children do not go through the trash.
***

Ayer se me perdió el paraíso
mengüé como palabra suelta en medio del camino
una esquina roída semáforo en rojo trato de escapar
te confundí con la sombra del cielo perdón me equivoqué
eres tú     soy yo      somos cada quien
soy una calle trancada a la orilla de un bar
ya no me da la gana de menstruar
desborono trozos de luna tejidos por dentro
se me descose el concepto
me sirvo con hielo al fin corazón en las rocas al fin
adiós destino paraíso
tacto contacto ombligo milonga rito licor amantes en celo
costra del grito de Munch.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char