Siempre... FERNANDO PESSOA
(Portugal, 1888-1935)
"No podrá decirse que son anónimos o seudónimos, pues en realidad no lo son la obra seudónima, es la del autor en su personalidad, salvo en el nombre con que firma; la heterónima es del autor fuera de su personalidad, es de una individualidad completa fabricada por él, como si fueran los parlamentos de cualquier personaje de cualquier drama suyo (...) Puse en Caeiro todo mi poder de despersonalización dramática, puse en Ricardo Reis toda mi disciplina mental, investida de la música que le es propia, puse en Alvaro de Campos toda la emoción que no debo ni a mí ni a la vida (...)."
***
ESTO
DICEN que finjo o miento
Todo lo que escribo. No.
Yo simplemente siento
Con la imaginación.
No uso el corazón.
Todo lo que sueño o vivo,
Lo que me falla o acaba,
Es como una terraza
Aún sobre otra cosa.
Esa cosa es la que es bella.
Por eso escribo en medio
De lo que no está al pie,
Libre de mi ensueño,
Serio de lo que no es.
¿Sentir? ¡Que sienta quien lee!
***
NO ES MÍO, no es mío cuanto escribo.
¿A quién lo debo?
¿De quién soy el heraldo nato?
¿Por qué, engañado,
Juzgué ser mío lo que era mío?
¿Quién más me lo dio?
Pero, sea como fuere, si la suerte
Fuera que yo sea la muerte
De otra vida que en mí vive,
Yo, el que estuve
Ilusionado toda esta vida
Aparecida,
Agradezco Al que del polvo que soy
Me levantó.
(Y me hizo nube un momento
Del pensamiento.)
(Al de quien soy, erguido polvo,
Sólo símbolo.)
***
APLAZAMIENTO
Después de mañana, sí, sólo después de mañana...
Llevaré el día de mañana pensando en después de mañana,
Y sí será posible; pero hoy no...
No, hoy nada; hoy no puedo.
La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva,
El sueño de mi vida real, intercalado,
El cansancio anticipado e infinito,
Un cansancio de mundos para tomar un tranvía...
Esta especie de alma...
Sólo después de mañana...
Hoy quiero prepararme,
Quiero prepararme para pensar mañana en el día siguiente...
Es él que es decisivo.
Tengo ya el plano trazado; pero no, hoy no dibujo planos...
Mañana es el día de los planos.
Mañana me sentaré en el escritorio para conquistar el mundo;
Pero sólo conquistaré el mundo después de mañana...
Tengo ganas de llorar,
De repente tengo ganas de llorar mucho, desde dentro...
No, no quieran saber nada más, es secreto, no lo digo.
Sólo después de mañana...
Cuando era niño, el circo del domingo me divertía por toda la
semana.
Hoy sólo me divierte el circo del domingo de toda la semana de mi
infancia...
Después de mañana seré otro,
Mi vida ha de triunfar,
Todas mis cualidades reales de inteligente, leído y práctico
Serán convocadas por un bando...
Pero por un bando de mañana...
Hoy quiero dormir, redactaré mañana...
Por hoy, ¿cuál es el espectáculo que me repetiría la infancia?
Para comprar incluso los boletos de mañana,
Pues para pasado mañana estará bien el espectáculo...
Antes, no...
Pasado mañana tendré la pose pública que mañana estudiaré.
Pasado mañana seré finalmente el que hoy no puedo nunca ser.
Sólo después de mañana...
Tengo sueño como el frío de un perro vagabundo.
Tengo mucho sueño.
Mañana te diré las palabras, o pasado mañana...
Sí, tal vez sólo después de pasado mañana...
El porvenir...
Sí, el porvenir...
***
APOSTILLA
¡APROVECHAR el tiempo!
Pero qué es el tiempo, ¿para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo!
Ni un día sin línea...
El trabajo honesto y superior...
El trabajo para Virgilio, para Milton...
¡Pero es tan difícil ser honesto o ser superior!
¡Es tan poco probable ser Milton o ser Virgilio!
¡Aprovechar el tiempo!
Arrancar del alma los pedazos precisos —ni más ni menos—
Para con ellos juntar los cubos ajustados
Que hacen estampas ciertas en la historia
(Y están ciertas también del lado de abajo, que no se ve)...
Poner las sensaciones en castillo de naipes, pobre China de las
veladas,
Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,
Y la voluntad en carambola difícil...
Imágenes de juegos o de paciencias o de pasatiempos—
Imágenes de vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.
Verbalismo...
Sí, verbalismo...
¡Aprovechar el tiempo!
No tener un minuto que desconozca el examen de conciencia..
No tener un acto indefinido ni ficticio...
No tener un movimiento disconforme con propósitos...
Buenas maneras del alma...
Elegancia de persistir...
¡Aprovechar el tiempo!
Mi corazón está cansado como un mendigo verdadero.
Mi cerebro está listo como un bulto colocado en un rincón.
Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.
¡Aprovechar el tiempo!
Desde que comencé a escribir pasaron cinco minutos.
¿Los aproveché o no?
Si no sé si los aproveché, ¡¿qué sabré de otros minutos?!
(Pasajera que viajas tantas veces en el mismo compartimento
conmigo
En el tren suburbano,
¿Llegaste a interesarte en mí?
¿Aproveché el tiempo mirándote?
¿Cuál fue el ritmo de nuestro sosiego en el tren andante?
¿Cuál fue el entendimiento que no llegamos a tener?
¿Cuál fue la vida que hubo en esto? ¿Qué fue esto para la vida?)
¡Aprovechar el tiempo!
¡Ah, déjenme que no aproveche nada!
¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias de tiempo o de ser!
Déjenme ser una hoja de árbol, sacudida por la brisa,
La polvareda de un camino, involuntario y solo,
El arroyo casual de las lluvias que se acaban,
El surco que hacen en los caminos las ruedas mientras no vienen
otras,
El trompo del muchacho que va a detenerse,
Y oscila, con el mismo movimiento que tiene la tierra,
Y se estremece, con el mismo movimiento que tiene el alma,
Y cae, como caen los dioses, en el suelo del Destino.
Traducción de Ángel Campos Pámpano. Galaxia Gutenberg 2001.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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