martes, 27 de mayo de 2014

Déjate besar, y besa tú después

JOAN SALVAT-PAPASSEIT

(Barcelona, 1894-Barcelona, España, 1924)

NADA ES MEZQUINO

Nada es mezquino, y ninguna hora es escabrosa,
ni es oscura la dicha de la noche, y el rocío es limpio,
porque el sol al salir se hechiza, y desea el baño,
porque se refleja en el lecho de todas las cosas,
nada es mezquino,
y todo es bueno como el vino y la mejilla morena,
y la ola del mar siempre ríe,
primavera de invierno, primavera de verano, y todo es primavera
y todas las hojas están verdes eternamente,
nada es mezquino, porque los días no pasan,
y no llega la muerte aunque la hayas pedido,
y si la has pedido te disimula un hoyo,
porque para volver a nacer debes morir,
y nunca somos llanto, sino una sonrisa fina
que se abre como los gajos de una naranja,
nada es mezquino, porque la canción canta
en cada brizna de cada cosa,
hoy, mañana y ayer se deshojará una rosa,
y a la virgen más joven se le llenarán los pechos de leche.
***
MAESTRO DE AMOR

Si sabes del placer no ahorres en el beso que el gozo de amar no entraña mesura.
Déjate besar, y besa tú después
que siempre en los labios el amor perdura.
No beses, no, como el esclavo y el creyente,
sino cual viajero en la fuente regalada.
Déjate besar -sacrificio ferviente-
cuanto más candente, más fiel el beso.
¿Qué habrías hecho si mueres antes
sin otro fruto que la brisa en tu mejilla?
Déjate besar, y en el pecho, en las manos,
amante o amada -la copa bien alta.
Cuando beses, bebe, cuide el vidrio el temor:
besa en el cuello, la más bella zona.
Déjate besar y si te quedaba nostalgia
besa de nuevo, que la vida es escasa.
***
Domingo

Hoy vuelan tan alta
las gaviotas del puerto
que tan sólo planean:
el mástil más joven y delgado
del “María Angeleta”
bajo la bola de oro
escucha el tintineo transparente de sus alas quietas.

De cara al sol
cien velas;
y la roja banderola que rumbea a su orilla.

El vaporcillo pasea los bellos sueños atlánticos
junto a los muelles en calma.

El hombre de las naranjas pasa con el carretón colmado.
***
Todavía el puerto

Los gallardetes en el viento de las velas.
Oh, el avión que las cuenta y las plega
al oscurecer;
si su vuelo se ha comido el aliento de los gallardetes
ayer los doseles de las estrellas
de gasa
hoy estan cansadas
de la burlona gracia de la luz amarilla y la luz verde -
señoría del Puerto al rojo atardecer,
si la luna no se ve;
si la barca no se queja,
a la orilla del ángulo más negro
y la canción más blanca
italiana:

¿Quién mece la cubierta y hace dulce el acordeón,
oh, amo del barco azul? –Un restregón de colores
de los últimos gallardetes.
***
Ballet

El sol
traicionando la siesta
holga con el rostro encendido en la cortina dormida
*
Cual la anguila, cuando es tomada,
se escurre mi amada ante mi locura:
-mas su labio es rojo
como la luz que lleva el tren
y la banderola
y el disco
y la señal de la vía:
cual la anguila, cuando es tomada,
su cabello
como el instinto
cae sobre la carne viva.

*
Oh, qué placer    una gota de sangre
viajera del cuello al seno.
Cual la anguila, cuando es tomada,
se enrosca
de golpe
          la cortina.

Tomados de joansalvat.wordpress.com y de cristina-ambrosini.com.ar

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char