lunes, 21 de julio de 2014

Las capillas están ardiendo

Juan Anselmo Leguizamón
Tomada del blog poetassigloveintiuno

(Santiago del Estero, Argentina, 1971)



# 50 TWEETS PARA JAVIER ADÚRIZ

       Sabía percibir como nadie el olor a cucarachas, a la casa Usher la hubiese prendido fuego antes de terminar el cuento.

  1. Varios de los suyos quisieran
    ser Bogart pero él daba un James Dean: mirada de relojeo, rocanrol y no
    hubiese sido raro verlo con la solapa de la campera levantada.
.
Con los primeros cristianos ganándose a los leones para luego echarlos en el césped de esta civilidad tranqui de ciudad sitiada.




Instrucciones para la generación del poema con la brillantez de una bala de plata.



  1. El que limpia su ballesta para
    tirar una flecha en llamas contra un viejo mapamundi.



  1. Del verso libre a que el verso
    te libre.



  1.  Y si “la verdad se mueve” ¡muévete!



  1. No es esto, no es eso, no es
    aquello... Dale por ahí, “metele arte, gordo”, tampoco te la creas ¿quién
    sos? Jugatelá al núcleo… Le pifiaste ¿y qué? ¿Para qué venimos?



  1. Para escribir poesía después de
    Hiroshima.



  1. Paleando nieve fluorescente con
    el historiador Mosca de El eternauta.



  1. Los que están ebrios de lo que
    no han bebido –una definición de los místicos.



  1. No la iba de canchero y menos
    de yuta de la poesía.



  1. Un dialogador post-socrático
    pero sin sofistería ni teocracia.



  1. Hay verdad, hay violencia, hay
    vencidos, hay invicto, hay belleza.



  1. Debería decir samurai pero tengo que decir jedi.



  1. No le pude preguntar qué onda
    con Pat Morita (Sr. Miyagi) pero sería algo así: “nene, andá a pintar las
    verjas para aprender a hacer poemas”.



  1. A pesar de los cantos
    primordiales, en el principio es el Diálogo -y te tratará de “vos”.



  1. No a ese añorar melanco de un orden, una delirada
    casta de Hogwarts o una armonía de dios como si dios no pudiese ser el
    caos.



  1. No a la restauración patética
    de qué valores de los “draculines”, bajo cuya voluntad se entregaran
    toneladas de carne para alienistas y crápulas del siglo veinte.



  1. Contra el decente literato ¿No
    ven que se nos incendia todo, baldío y paraíso?



  1. Vivan los gansos, los putos,
    los yetis, los indies, las fieras, los yiros, los
    wachis y lo que está por delante, que lo de atrás viene truncado.



  1. Las capillas están ardiendo.



  1. Decir lo velado del orden,
    tirar al ruedo lo real, el trastabilleo, el ultrasonido de la poiesis en ignición primicia antes
    de apaciguarse en “lo literario”.



  1. Un buen boxeador bien debe
    bailar (también la curte de gasista y puede tener un taller de motores)



  1. Ahora podrá preguntarle al
    notario siciliano cómo fue eso del primer soneto aquél mediodía del mil
    doscientos y pico.



  1. Si hubiese sido inglés: uno de
    los Smiths, francés: Belmondo, español: Antonio Vega, italiano: Jacopo da
    Lentini, alemán: abad okupa en
    Berlín oriental.



  1. La revolución es “en las
    circunstancias” o no es. Si ocurre, salvo rajar con Pancho Villa será
    referida tirando diagonales en el poliedro de la realidad.



  1. La política esta ahí, pero no
    la parlanchina, discursera, de programa, sino la entrañable, visceral, la
    dura, la verdadera.



  1. No el orden sino la ley en
    mudanza.



  1. Una entrevista que no dio:
    “agarrar al poema de las pelotas” –no, demasiado compadrito, muy callejón
    ¿Será hendir la flor hasta soltar gemido? También y tampoco.



  1. Salir a andar, afuerear, ahí
    entre todos está el cenobita conversador.



  1. No al repliegue mustio, sí a lo
    que se abra en cualquier otra dirección.



  1. Con o sin Eliot, salvaremos de
    la devastación (a) el asombro de la vida (b) en el lenguaje (c) con la
    “radical incongruencia de la libertad”.



  1. El poema es un motor, enciende
    o no, funciona o no.



  1. Lo otro, el otro, el kósmos -de ahí viene y ahí va.



  1. El poema: convivio provisional
    entre ideolectos errantes, habitantes del lenguaje y la historia;
    ocasional banquete por dación mutua de logos
    gozante.



  1. Física posclásica: fisión
    nuclear del legado histórico y cultural -“riqueza abandonada” donde
    abrevar de manera dispar- con la aceleración de la furia actual.



  1. Un arte de la “voladura de tejas”
    controlada, con foco en la “incesante constitución del presente”.



  1. Insumisos a la Gran voz pero bajo el
    sinuoso albedrío de escuchar aún la vieja voz de la poesía occidental,
    energía insistente que corre por las napas del lenguaje.



  1. Sí, irse, zarparse (descender,
    volar o darle por las laterales) pero volver para contarlo.



  1. La metalurgia: aleaciones
    imperfectas de res y verba en cada vuelta, en cada tiro
    de dados del arte.



  1. Lo ternario, la tríada, el
    triduo: “arte o ingenio: cualquier combinación o énfasis; contenido o
    forma: no hay sutura; utilidad o deleite: lo deleitable es lo útil”.



  1. El piercing de la pulsión versus el afecto por la abstracción
    comparten un faso.



  1. Del cruce generacional al
    anudamiento Peirceano: el desequilibrio dinámico del menage à trois entre
    “representamen- objeto- interpretante”.



  1. Entre sus compañeros de armas
    tallaron caballeros de insinuaciones libertarias.



  1. La literatura es una
    conversación en el zaguán cerca de un parque para ir a trepar a los
    árboles.



  1. Si hay vanguardia que no se
    note.



  1. Cuando allá llegan las lluvias
    aquí la seca y viceversa -y en tercer cuadrante se entrecruzan las
    estaciones en gran quilombo. Es así, hay más mundo de lo que se cree.



  1. Una vez traspasada la “zona
    invicta” nos saluda con el puño en alto.



  1. El frontis reza: “La joya es lo
    diverso”.


Juan Anselmo
Leguizamón

Santiago del Estero, febrero 2012.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char