miércoles, 15 de octubre de 2014

Mira a tu alrededor. Era la calle Mikó...

SANDOR MÁRAI
Tomada de tierrapapel.wordpress.com


(Kassa, Hungría, 1900-San Diego, EE.UU., 1989) 


Anselm Kiefer

...ten cuidado, que pisas sangre, dejado y lleno
de barro está el Bastión; alzan la vista al cielo
los cadáveres, cielo al que el humo ya anuncia
que abajo está en llamas el barrio de Krisztina;
el gitano del Balta, de música quejosa,
ha desaparecido, quedan hedor y sombra,
y en el Castillo, en su iglesia, yacen juntos
caballos muertos y príncipes difuntos...

Ya puedes descansar sentado en el bordillo,
donde la Escalinata de Granito da al vacío:
se mecía el follaje de los verdes castaños,
feliz, en las mañanas del fúlgido verano,
detrás de la ventana novelas escribías,
y el cielo en los momentos de vértigo se abrió;
aquí fuiste poeta, lloraste, de rodillas.
Mira a tu alrededor. Era la calle Mikó...

...Era el puente. Aquí andabas bajo la luna llena
-a mitad de camino frenaba una calesa-,
lo construyó Adam Clark, durante su reforma
entre los grandes arcos volaban las gaviotas,
sobre la barandilla suicidas se inclinaban;
yacen ya en el agua, con ellos la balaustrada,
y por el Túnel sopla un viento suave y fresco
que acaricia el cabello de todos los hombres muertos...

Budapest 1945
**

Siempre que pienso en Kassa los recuerdos vuelven a mi memoria. Y me gritan: 'Devolvédmela. Devolvedme la casa en la que nací y la otra, en la que crecí, devolvedme mis tumbas, los recuerdos, las ventanas y los arcos de mi niñez, devolvedme las praderas y la casa de , la Puerta del Norte y la catedral entera con el sepulcro de Rákóczi, pues, si no, nada volverá a tener sentido para mí. Quiero recobrarlo porque me pertenece, porque no consigo olvidar su pérdida. Devolvédmelo pues, si no, creeré que todo es posible, también la rabia de la desesperación. Allí quiero morir, donde comienza la ciudad, donde yacen mis muertos, en las hondonadas bajo las colinas, en las habitaciones donde descansan también mis recuerdos. Devolvédmela mientras todavía es tiempo.

De Poemas en prosa Las cuatro estaciones, versión s/d

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char