miércoles, 12 de noviembre de 2014

Como lepra del verbo

FERNANDO NOY

(Río Negro, grutas de San Antonio Oeste, Argentina, 1951)

ULTIMÁTUM

Locos
    que se dicen poetas
         fabricando libelos
           super preocupados
             por la foto de tapa

Van a presentaciones
    para embriagarse un poco
        coleccionando contactos
              que después serán sobres
            ametrallando postales
              tan absurdas como ellos

Bestias
    ansiando galardones
        rumbo al mármol infame
           de la improbable gloria

Gentuza
    plagiando lo plagiado
       para creerse creadores

En realidad
    no debería hablar de ellos
       el mal
          por sobre todo
             reclama nombradía


Incluso son legión
     admirándose enfermos entre sí
        con los otros dementes
           que también decidieron
              bautizarse poetas

Por algo proliferan
       como lepra del verbo

Poetastros
   con libros diplomados
      de matar la poesía

Una deidad por siempre inextinguible
      ajena y lejos de ellos
***
MARIO TREJO
(Buenos Aires, Argentina, 1926-2012)

ULTIMÁTUM A UN JOVEN POETA 

Que el pan sea pan y mar el mar
Basta de conjeturas
Murciélagos lunares o roedores de orquídeas
Toda palabra tiene precio
Las palabras que atacan como rayos o víboras
Y también madre
Amigo
Y alcohol y cama y mesa
Y el hijo concebido a dulces empujones
Y los hongos que provocan destellos de amor
O resplandores de muerte
Y el poeta que cae bajo las balas
Como un sol que la noche acribilla

Que el pan sea pan y mar el mar
el agua eterna
Pero la sed eterna
Para poder decir al fin:
He hallado un pan junto al mar
Los buitres sobrevolaban mi amor
He mordido una orquídea

Los buitres disputaban un cuerpo querido
He guiado camiones y dormido en aserraderos
Los buitres devoraban a mi amada
Viajé de noche sobre la arena caliente
Invoqué los nombres secretos
Conjuré un maleficio
Contuve una catástrofe
Conduje un águila a su nido
He muerto con mis muertos y estoy vivo
Cuando llegué a la ciudad
Un loco vagaba por las calles
En su mirada había un cuchillo
Le di mi mano
Lo miré
Le hablé y mi voz duró entre los astros
Éramos sólo dos sobre la tierra
Pero éramos dos sobre la tierra

La soledad se hizo añicos
La poesía palabras.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char