lunes, 9 de febrero de 2015

Que me recuerdes cómo volver el timón

LEO MERCADO
Tomada de vientonorte-leomercado.blogspot.com

(Salta, Argentina, 1982)


14 (consejo para el joven escritor)
para romper
el molde
imberbe poeta
primero hay que haber estado
adentro
**
26
no quiero extraviarme
inmerso en iras
ajeno a la dulzura
en la noche calurosa sin luciérnagas
quiero que
cuando tema con todo el amor del mundo
desesperado
asesino
me abraces, Carolina
para ser algo más que un saco de piel y huesos
que me recuerdes cómo volver el timón
para virar el rumbo
recobrándome
quiero dubitar

temblar ante lo incierto
y sin embargo entrar
descalzo
al patíbulo
y cerrar los ojos
y abrir los brazos
y ser un cuerpocruz
blanco perfecto de cualquier fusil
y sonreír con soberbia
con ironía
mirando los ojos tristes del verdugo
que sabe que de todas formas
ha perdido la contienda
y decirte
con palabras más simples que estas
que todas las cosas
verdaderamente dignas de cualquier proeza
blanden tu nombre
y que yo ya estoy empuñando la bandera
**
27
alguien
abrazará más a mi poema
que a mí
**
40
en este poema
oscuramente duro
soy yo
en realidad
el que está abatido
**
48
la poesía no es un juego
con el que hay que divertirse
la poesía es un arma
que mata
o ama
y en cualquier caso
siempre hay una víctima

Tomados de porquetiemblan.blogspot.com.ar

2 comentarios:

Leo Mercado dijo...

Gracias, Irene, por compartirme.
Un abrazo.

DenniZu dijo...

me encanta este espacio leer conocer poesia nueva es super motivador un gran abrazo desde chile.

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char