domingo, 16 de abril de 2017

¡Deprisa, llora, ahora!

ROBERT BLY
(Condado de Lac qui Parle, Minnesota, EE.UU., 1926)

Llamada y respuesta

Dime por qué no levantamos nuestras voces estos días
y lloramos sobre lo que está pasando. ¿Has notado
que los planes ya están hechos para Iraq y que la capa de hielo está derritiéndose?

Me digo: "Vamos, llora. ¿Qué sentido tiene
ser adulto y no tener voz? ¡Llora fuerte!
¡Verás quién te responde! Esto es llamada y respuesta.
Tenemos que clamar especialmente fuerte para alcanzar
a nuestros ángeles, quienes difícilmente nos escuchan; se esconden
en las jarras del silencio llenadas durante nuestras guerras.

¿Hemos estado de acuerdo con tantas guerras que no podemos escapar
del silencio? Si no levantamos nuestras voces, les permitiremos
a otros (que somos nosotros) robar nuestra casa.

¿Cómo es que hemos escuchado a los grandes pregoneros —Neruda,
Ajmátova, Thoreau, Frederick Douglass— y ahora estamos silenciosos
como gorriones en los pequeños arbustos?

Algunos maestros dicen que nuestra vida pasa en siete días.
¿En qué día de la semana estamos? ¿Ya es jueves?
¡Deprisa, llora, ahora! Pronto llegará la noche del domingo.
**
Noche

I

Si pienso en un caballo vagando desvelado
toda la noche sobre esta hierba corta cubierto por la luz de la luna
siento una dicha, como si yo hubiera pensado
en un barco pirata arando a través de flores oscuras.

II

Los saúcos alrededor de nosotros están llenos de dicha,
obedeciendo lo que está debajo de ellos.
Las lilas están durmiendo, y las plantas están durmiendo;
hasta la Madera hecha ataúd está dormida.

III

La mariposa lleva marga en sus alas;
El sapo sostiene pedacitos de granito en su piel.
Las hojas en la corona del árbol están dormidas
como los pedacitos oscuros de la tierra en su raíz.

IV

Vivos, somos como un escarabajo de agua liso y negro
patinando a través del agua quieta en cualquier dirección que
escojamos, y de repente somos tragados por debajo.

Traducciones de Estrella del Valle-Seidman y Anthony Seidman

**
EL GATO EN LA COCINA (a Donald Hall)
¿Habéis oído hablar del chico que caminó junto
a las aguas negras? No voy a decir mucho más.
Esperemos a que pasen unos años. Querían ser aceptadas.
A veces un hombre camina junto a un estanque y una mano
surge de éste y tira de él hacia abajo.
Digamos
que no fue intencionado. El estanque estaba solo, o necesitaba
calcio, los huesos podían dárselo. ¿Qué ocurrió entonces?
Fue un poco como el viento nocturno, que es suave
y se mueve lentamente, susurrando igual que una anciana
que en su cocina, tarde por la noche, cambia cacerolas
de lugar, enciende el fuego, prepara un poco de comida para el gato.

Versión y cortesía de Jonio González.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char