James Whitcomb Riley
(Indiana, EE.UU., 1849-1916)
Cuando veo un pájaro que anda como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, lo llamo pato. J.W. Riley
Tenemos que volver a casa
(Fragmento)
Tenemos que volver a casa
¿Cómo nos hemos podido extraviar tanto?
Tan lejos de casa
No sabemos dónde está
(...)
Tenemos que volver a casa, otra vez
Nuestros rostros mojados por la lluvia,
arrojados al polvo
arrastrarse de vuelta de la vana búsqueda
en una lucha interminable
de un sitio que no hemos encontrado
en ningún lugar en esta vida.
**
We must get home! How could we stray like this?--
So far from home, we know not where it is,--
Only in some fair, apple-blossomy place
Of children's faces--and the mother's face--
We dimly dream it, till the vision clears
Even in the eyes of fancy, glad with tears.
We must get home--for we have been away
So long, it seems forever and a day!
And O so very homesick we have grown,
The laughter of the world is like a moan
In our tired hearing, and its song as vain,--
We must get home--we must get home again!
We must get home! With heart and soul we yearn
To find the long-lost pathway, and return!...
The child's shout lifted from the questing band
Of old folk, faring weary, hand in hand,
But faces brightening, as if clouds at last
Were showering sunshine on us as we passed.
We must get home: It hurts so staying here,
Where fond hearts must be wept out tear by tear,
And where to wear wet lashes means, at best,
When most our lack, the least our hope of rest--
When most our need of joy, the more our pain--
We must get home--we must get home again!
We must get home--home to the simple things--
The morning-glories twirling up the strings
And bugling color, as they blared in blue-
And-white o'er garden-gates we scampered through;
The long grape-arbor, with its under-shade
Blue as the green and purple overlaid.
We must get home: All is so quiet there:
The touch of loving hands on brow and hair--
Dim rooms, wherein the sunshine is made mild--
The lost love of the mother and the child
Restored in restful lullabies of rain,--
We must get home--we must get home again!
The rows of sweetcorn and the China beans
Beyond the lettuce-beds where, towering, leans
The giant sunflower in barbaric pride
Guarding the barn-door and the lane outside;
The honeysuckles, midst the hollyhocks,
That clamber almost to the martin-box.
We must get home, where, as we nod and drowse,
Time humors us and tiptoes through the house,
And loves us best when sleeping baby-wise,
With dreams--not tear-drops--brimming our clenched eyes,--
Pure dreams that know nor taint nor earthly stain--
We must get home--we must get home again!
We must get home! The willow-whistle's call
Trills crisp and liquid as the waterfall--
Mocking the trillers in the cherry-trees
And making discord of such rhymes as these,
That know nor lilt nor cadence but the birds
First warbled--then all poets afterwards.
We must get home; and, unremembering there
All gain of all ambition otherwhere,
Rest--from the feverish victory, and the crown
Of conquest whose waste glory weighs us down.--
Fame's fairest gifts we toss back with disdain--
We must get home--we must get home again!
We must get home again--we must--we must!--
(Our rainy faces pelted in the dust)
Creep back from the vain quest through endless strife
To find not anywhere in all of life
A happier happiness than blest us then ...
We must get home--we must get home again!
***
No puedo decir, y no diré
que él ha muerto, sólo está lejos.
Con una alegre sonrisa, y una señal de la mano,
se ha aventurado en una tierra desconocida.
Y nos deja soñando cuán justas
sus necesidades deben ser, puesto que permanecen ahí.
Y tú, oh, tú, que anhelas con intensidad
la pisada de los viejos tiempos y el alegre regreso.
piensa en él gozando,
tan querido en el amor de ahí como el amor de aquí;
piensa en él igual que siempre, yo digo:
no está muerto, ¡sólo está lejos!
***
Una vez en un sueño, vi a un hombre
Con la cara desmejorada y el pelo enredado
y los ojos que crecieron con un cuidado salvaje
El hambre demacrada siempre puede;
en su mano tener una varita
cuyo toque mágico da la vida y el pensamiento
hasta una forma forjada de su fantasía
y vestida con coloración tan grandiosa
que parecía el reflejo de algún niño
del cielo, justo e indefinido-
una cara de la pureza y el amor-
para atraerlo a él a los mundos anteriores:
y mientras lo miraba con los ojos deslumbrados,
una sonrisa brillante iluminó los labios
con su alma radiante desde su eclipse
fue intermitente hacia el Paraíso.
Luego, la tardía fama entró por la puerta
Y se encontró una imagen, nada más.
*
Once in a dream, I saw a man
With haggard face and tangled hair
and eyes that nursed as wild a care
As gaunt Starvation ever can;
and in his hand he held a wand
whose magic touch gave life and thought
unto a form his fancy wrought
and robed with coloring so grand
it seemed the reflex of some child
of heaven, fair and undefiled–
a face of purity and love–
to woo him into worlds above:
and as I gazed with dazzled eyes,
a gleaming smile lit up his lips
as his bright soul from its eclipse
went flashing into Paradise.
Then tardy Fame came through the door
And found a picture–nothing more.
**
Desolación
Déjame llorar contigo,
Déjame, te ruego,
A mí, a quien la muerte
No ha quitado hijo,
Porque nunca lo he tenido;
Déjame llorar contigo
Por el pequeño de cuyo amor yo nada sé.
¡Ah! los bracitos que
Con divina ternura
Te rodeaban el cuello…
Y las manitas aquellas que besabas…
Todo eso yo… nunca conocí.
¿No ves, acaso,
Mi razón para llorar por ti?
Con gusto haría lo que posible fuera
Para darte consuelo y mitigar tu pena.
Mas, ¡ay! cuánto mayor
El dolor que mi alma anida,
Que ni siquiera llorar puedo
Por el hijo al que nunca he dado vida. (Poetical works…, N.Y. Grosset & Dunlap, 1937)
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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